Todos los días, la ruta San Esteban parte de la glorieta de La Normal hacia el Norte de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).Por la Carretera a Saltillo, llega hasta los fraccionamientos en Las Cañadas, a las afueras de la ciudad.Debido a que son pocos los derroteros que van para ese punto y a que la frecuencia de paso es escasa, hacia la mitad del recorrido los camiones ya van llenos, principalmente de trabajadores de la zona referida.Sin embargo, antes de llegar al acceso a Las Cañadas, las unidades hacen una parada.Quienes dejan los autobuses lo hacen sobre grava suelta en la cuneta, a la orilla de la carretera.No hay acera y a unos metros atrás está la salida de la curva, sin tiempo suficiente para que los conductores puedan ver a los autobuses mientras se detienen.Una vez que se van los vehículos, las personas quedan en medio de la carretera y deben atravesar una división de concreto, que está entre los dos carriles, para acceder al fraccionamiento. “Hay mucha grava y uno ahí se resbala. Sí está peligroso, la verdad”, comentó Leonora mientras esperaba a que pasara el camión.Un poco más adelante en la carretera, comienzan a aparecer las banquetas y hay hasta un puente peatonal, pero la ruta San Esteban (que opera con placas federales) prefiere hacer la parada justo en medio de la vía.Los artículos 155 y 160 del Reglamento de Tránsito en Carreteras y Puentes de Jurisdicción Federal prohíben hacer paradas a menos de 150 metros de una curva y establecen que los pasajeros no deben pisar la carretera al descender de un vehículo.Por otra parte, de acuerdo con la Secretaría de Transporte (Setran), en lo que va de este año los accidentes registrados en la metrópoli en los que han participado unidades del transporte público han dejado 242 heridos y 25 fallecidos.En comparación, durante el año pasado fueron 417 lesionados y 46 muertos por estos eventos.
