En una de las mejores decisiones para formar su equipo de trabajo, el presidente electo, Joe Biden, ha seleccionado a Janet Yellen para encabezar el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.La decisión entusiasma a muchos economistas mientras otros analistas lo consideran también un acierto político. El prestigio de la economista nacida en Nueva York en una familia judía de origen polaco, que obtuvo su doctorado en economía en Yale, es tal, que preside la Asociación de Economistas de su país, como una figura querida, tanto en el ámbito académico como profesional.Será la primera mujer responsable de la hacienda pública y también la primera en haberse desempeñado en los tres principales cargos públicos relacionados con la economía en su país: presidenta del Consejo de Asesores Económicos del presidente, presidenta del Banco Central, la Fed y ahora como secretaria del Tesoro.Su talante serio y claro como los resultados de sus encomiendas anteriores contribuyen a se considere un hecho su ratificación por el senado aun cuando los demócratas no tuvieran la mayoría.En su trabajo al frente de la Fed fue una de las principales impulsoras de una política monetaria que estimulara el crecimiento en contra de quienes proponían detener la inflación a cualquier precio.El panorama actual de cara a la recuperación luego de la pandemia augura una política que permita usar todas las herramientas fiscales y monetarias para retomar el crecimiento. En este sentido, merece la pena recordar que sus puntos de vista han tenido siempre en cuenta ese sentido humano de la economía como el estudio de las decisiones y no solamente en el análisis de números, porque al final de cuentas son los individuos plenos de humanidad, racionalidad, emociones y debilidades los actores de esas decisiones.Y eso resulta especialmente relevante cuando muchas naciones se enfrentarán a enormes problemas financieros producto de la pandemia en los que el tesoro de Estados Unidos pude jugar un papel determinante. Esa visión incluyente de los aspectos humanos abarca una idea de lo correcto, de lo justo, como valor que pueda contrastarse con el simple análisis de los números. Este aspecto resultará especialmente importante para los criterios económicos que se establezcan en la política de nuestros vecinos que impactarán a México directa o indirectamente.El rigor de su aproximación científica resulta reconfortante luego de la falta de criterios objetivos en la que se desempeñaron muchas decisiones de la administración Trump. El pragmatismo inmediatista de los halcones con poca sensibilidad social parece haber llegado a su fin luego de cuatro años para el olvido.Para México resultará en una especie de vuelta a una normalidad en las relaciones económicas y financieras, lo que requiere de elevar el nivel de competencias para exponer con puntualidad los problemas y objetivos que se persiguen aquí, y para detectar las oportunidades que se abren con los programas de estímulos que seguramente se implementarán a partir del 20 de enero en Washington.No hay que olvidar que los criterios multilaterales asumidos por la administración Obama seguramente influirán para restablecer la apertura comercial en la que México había jugado un papel determinante.Es reconfortante saber que una mujer capaz que sabe que las decisiones económicas no sólo provocan impacto en la riqueza, sino que cambian la vida de las personas en el mundo, estará a cargo de la hacienda pública de nuestros principales socios comerciales. Toca prepararse para establecer y fortalecer una relación que para nuestro país, es y será, importante para la toma de decisiones económicas y financieras.Soplará el viento fresco de una visión más humana sustentada con rigor científico. Habrá que preparase para una etapa de convergencias y divergencias basadas en ese rigor y menos en la aproximaciones políticas de coyuntura a las que nos tenía acostumbrado Trump.Esa paloma que ha navegado espacios con halcones estará a cargo de muchas decisiones que impactarán nuestras vidas, iniciando una etapa que se atisba con esperanza.
