Jueves, 28 de Marzo 2024

El Rey Carmesí cimbra el Teatro Diana

El grupo se encuentra en su gira de celebración por su 50 aniversario; seis conciertos en México marcan el inicio de su paso por el continente

Por: Jorge Pérez

-El Teatro Diana mostró una entrada cercana al lleno, con un público efusivo y que se encontró con la exigencia de la no usar celulares durante el “show”. FACEBOOK / Teatro Diana

-El Teatro Diana mostró una entrada cercana al lleno, con un público efusivo y que se encontró con la exigencia de la no usar celulares durante el “show”. FACEBOOK / Teatro Diana

Con puntualidad, cerca de las 8:30 de la noche en el backstage del Teatro Diana Robert Fripp, Tony Levin, Jakko Jakszyk, Mel Collins, Pat Mastelotto, Gavin Harrison y Jeremy Stacey (integrantes de King Crimson) se reunieron para realizar su ritual previo al concierto: “Juntamos nuestros puños, casi a altura del suelo, y lentamente levantamos la mano mientras empezamos a gritar, vamos abriendo la mano hasta que la tenemos alzada por completo. Dejamos ir la energía. Lo hacemos antes del show”, platicó Tony Levin en entrevista para El Informador horas antes de su debut tapatío. “No lo llamo ritual, pero es eso. Es una idea de Robert Fripp, no sabría interpretarlo”, agregó el célebre bajista cuya discografía suma cientos de discos en colaboración, miembro de King Crimson desde los ochenta. 

Fundadores del rock progresivo con su álbum debut In the Court of the Crimson King, en 1969, el grupo se encuentra en su gira de celebración por su 50 aniversario. Seis conciertos en México marcan el inicio de su paso por el continente. Con una alineación actual de siete miembros, la agrupación dio un par de conciertos en la Ciudad de México: este lunes tocó el turno en el Teatro Diana, escenario en el que repetirán este mismo martes antes de volver a la capital del país para dar dos presentaciones más en el Teatro Metropolitan. 

El inmueble en el centro de Guadalajara mostró una entrada cercana al lleno, con un público efusivo que se encontró con la sorpresa de la exigencia de la producción: estrictamente prohibido el uso de celulares dentro de la sala, incluso antes de que comience la presentación (con el comentario categórico de sacar a la gente de la sala si reincidía ante el llamado del personal del recinto). Lo comentan los acomodadores al indicar el lugar, lo dice un par de letreros al frente, en el escenario, y lo recuerda también un audio que se escuchó en inglés y español desde las bocinas: en esta “cita romántica con King Crimson” está prohibido utilizar “esos aparatos”. El mismo audio lo recalca: vean con los ojos y escuchen con los oídos. 

Acaso sin saberlo, la gente que fue llenando la sala empezó a escuchar la música compuesta por Robert Fripp, pues la ambientación sonora que se escuchó desde las bocinas fue compuesta en el mismo escenario después de la prueba de sonido y el ensayo del día: “Es muy agradable. Musicalmente es fascinante: la compone cada noche. Usualmente en cada gira hay una manera en que lo hace. Es diferente según el día, pero es parecido el sonido. El tour pasado, en 2018, sonaba a un cuarteto de cuerdas. Ahora son unos sonidos que parecen de otra galaxia. Es un testamento sobre cómo él trabaja el arte: quiere hacerlo después de ensayar una hora y la prueba de sonido. Se queda una hora componiendo para que la gente escuche esos sonidos mientras entran al teatro. Pero también los escuchamos nosotros: nos lleva a cierto estado anímico para subir al escenario”, platicó Tony Levin. 

Otra cosa que recibe a los asistentes es la peculiar organización en el escenario: al frente lucen tres baterías, las que usan los músicos Pat Mastelotto, Gavin Harrison y Jeremy Stacey (quien también toca los teclados). Detrás de ellos, más arriba, el espacio para los otros cuatro músicos: sección de vientos (Collins), bajos y Chapman stick (Levin), guitarra y voz (Jakko) y la guitarra y teclado de Fripp. 

Tres bateristas, seis manos, que en comienzo de la pieza introductoria (“Hell Hounds of Krim”) tocan con dos baquetas por mano (doce en total): así será el concierto, algo que pocas veces se ve en el rock. Para el baterista Gavin Harrison (también miembro de The Pineapple Thief, grupo que vendrá a Guadalajara en diciembre al escenario del C3 Stage), estar al frente “Es muy extraño como baterista: siempre estamos detrás. Es un sentimiento único, un poco raro. Hay que concentrarse mucho: por supuesto, no podríamos tener un atril con la música, se vería ridículo. Tenemos que memorizarlo todo. Nos sabemos unas 45 canciones, algunas muy complicadas. Recordarlas sin material de apoyo es bastante difícil”, platicó en entrevista la mañana del lunes. 

Durante la primera canción algunas personas desatendieron la petición, levantando su aparato para recibir casi de inmediato la indicación del personal o los comentarios de otros presentes: “¡Que no tomes fotos!” se oyó en los primeros compases de la pieza abridora. La primera canción fue muy aplaudida por la gente, por la demostración de virtuosismo del ensamble. Siguió “Pictures of a City”, más tranquila, para continuar con “Suitable Grounds for the Blues”, menos famosas pero igualmente clásicos de su repertorio. 

La euforia regresaría con el cierre del primer set: “Red”, del disco homónimo, “Epitaph”, de las más aplaudidas y coreadas, “Frame by Frame” y “Indiscipline”, ambas del álbum ochentero Indiscipline. Al concluir “Indiscipline”, el vocalista Jakoo gritó en español “¡Me gusta!”. En esta gira (como en la del 2017 en la que visitaron México para dar cinco conciertos en la capital) King Crimson se remonta sobre todo al repertorio de sus primeros discos de los sesenta y setenta, con excepciones. De su anterior estancia en el país lanzaron el disco en vivo Meltdown.

En esa gira King Crimson incluía a Bill Rieflin, tecladista. La alineación del ensamble ha sido siempre cambiante, con una lista de decenas de miembros que han pasado por sus discos de estudio y giras. Gavin platicó en la entrevista que se publicará completa en El Informador: “Es algo curioso de Robert, es como un casting: escoge músicos para que se junten y creen algo interesante. Lo ha hecho con la historia del grupo: en los noventa, ochenta y las bandas de los setenta y sesenta. Lo mágico de Robert no es solo su manera de tocar la guitarra: tiene una visión y sabe juntar a las personas correctas en el momento adecuado. Eso lo hace valioso”.  

Además de “Epitaph”, una balada de la primera mitad del concierto fue “Islands”, de la producción del mismo nombre de 1971: con la introducción al piano y saxofón (de Jeremy y Mel, respectivamente) la voz de Jakko resonó en todo el teatro, aunque más de algún grito interrumpió el silencio. El tema difiere de la versión en estudio con un cierre más jazzero. Otra sección de “Larks’ Tongues in Aspic” marcaría el cierre del primer set, luego de más de una hora de música. 

Tras el intermedio, el segundo set comenzó de nuevo con el diálogo entre los bateristas, cuya sincronización e interacción sorprendieron más a la gente, que los ovacionó. De la triple colaboración de los bateristas ha surgido el tema “Drumzilla”, compuesto a partir de sus improvisaciones. Continuó “Cirkus”, del álbum Lizard de 1970. 

De nuevo las baterías para llevar del estruendo sonoro a otra balada, “Moonchild”, que acabó con Tony Levin en un solo de bajo eléctrico (vertical, con el sonido de un bajo acústico). La delicadeza de su interpretación fue proseguida por otro solo, ahora de Robert Fripp, quien ostentó dos de los recursos musicales que caracterizan algunas de sus composiciones: el vibrato de la mano izquierda en la guitarra y el uso del efecto “sustain”, que prolonga la resonancia de cada nota: el grito de “¡Eres un dios!” interrumpió la apacibilidad que construyó con su interpretación el líder de la banda.  Después de Fripp fue Jeremy Stacey quien tocó su solo de piano, con sonidos también de campanas tubulares. De esa triada de intervenciones sutiles, casi silenciosas, King Crimson pasó de nuevo al sonido fuerte del rock, con “Easy Money”, de la placa Larks’ Tongues in Aspic (1973). 

Los tres bateristas impresionaron otra vez a la gente con su sincronía, para terminar el set con "Starless", un clásico de 1974. El grupo dejó el escenario por pocos minutos, pues regresarían para dar un breve encore, solo con una canción extra: "The Court of the Crimson King", de su álbum debut. Durante la ovación por el tema, Tony Levin levanta su cámara fotográfica para retratar al público y a sus compañeros de banda: como lo anunciaba el audio antes de la música, esa era la señal para entonces sí poder utilizar los teléfonos celulares y tomar fotografías. 

Breve sesión de fotos y aplausos, tras la cual los siete integrantes de King Crimson se encaminaron tras bambalinas, para terminar el ritual, según nos lo platicó Tony Levin: "Después del concierto regresamos al mismo lugar en el backstage y lo hacemos a la inversa, de arriba abajo con las manos abiertas hasta cerrarlas casi en el suelo: el grito se transforma en un murmullo. Es una manera de unir la banda, tiene que ver con la energía que le ponemos a la música: empezamos desde abajo y llegamos al escenario, luego regresamos...". 

¡Asiste! 

  •  Este martes King Crimson repite concierto en el Teatro Diana, 20:30 horas. Boletos de 540 a 2,230 pesos.
  •  El baterista Gavin Harrison volverá a Guadalajara en unos meses, con The Pineapple Thief (martes 3 de diciembre, 20:00 horas, C3 Stage. 550 pesos general, 950 pesos VIP).

AC

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