Sábado, 20 de Abril 2024

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Parque Oblatos: Entre títulos, descensos, anécdotas y fierros viejos

El primer gran recinto del futbol tapatío fue el Estadio Felipe Martínez Sandoval, donde Atlas y Chivas consiguieron sus primeras glorias

Por: Diego Alejandro Reos

En la actualidad salta a la vista que el Parque Oblatos pasara de ser un recinto sagrado en materia deportiva a convertirse en un depósito de chatarra en el oriente de la ciudad. EL INFORMADOR / D. Reos

En la actualidad salta a la vista que el Parque Oblatos pasara de ser un recinto sagrado en materia deportiva a convertirse en un depósito de chatarra en el oriente de la ciudad. EL INFORMADOR / D. Reos

Antes de que existiera el Estadio Akron o incluso el Estadio Jalisco, el primer gran recinto del futbol tapatío fue el emblemático Estadio Felipe Martínez Sandoval, inmueble en donde Atlas y Chivas consiguieron sus primeras glorias.

A más de 60 años de que el Rebaño y los Zorros abandonaran este escenario, y de cara a una nueva edición del Clásico Tapatío, hoy recordaremos un poco de la historia de este representativo estadio donde Chivas y Atlas forjaron su gran rivalidad.

Parque Oblatos: de la pasión al olvido

El también conocido como Parque Oro o Parque Oblatos fue inaugurado en 1930 y fungió como el principal inmueble deportivo de la ciudad hasta la creación del Estadio Jalisco, que fue estrenado en 1960.

De esta manera fue que el Parque Oblatos vivió la transición del futbol mexicano desde su etapa amateur hasta su profesionalización durante los años 40.

En ese lapso donde fue la casa de Chivas y Atlas, el Parque Oro fue testigo de momentos que marcaron para siempre a la rivalidad entre rojiblancos y rojinegros, pues así como albergó el partido en donde los Zorros se coronaron como campeones por primera vez en 1951, años después también recibió duelos como el de aquella histórica tarde en donde Jaime "Tubo" Gómez se puso a leer debajo de su portería en un Clásico Tapatío.

Esa estampa del "Tubo" fue tomada en abril de 1955, y en los años venideros el Parque Oro volvería a ser testigo de nuevos campeonatos, ya que el Rebaño se coronó en un total de tres oportunidades mientras jugó como local en este estadio enclavado en las vialidades de Valentín Gómez Farías y Gigantes.

En la contraparte de estos recuerdos gloriosos el Parque Oblatos también vivió el primer descenso del Atlas, ya que en la campaña de 1953-1954, a los pocos años de haberse coronado como campeones, los rojinegros se despidieron del máximo circuito ante el dolor de un gran sector de la afición tapatía.

Este inmueble tenía una capacidad para 10 mil personas, pero algunas versiones aseguran que en día de Clásico, el Parque Oro llegó a registrar entradas superiores a los 15 mil asistentes.

Con todo este pasado y toda esa historia, hoy salta a la vista que el Parque Oblatos pasara de ser un recinto sagrado en materia deportiva a convertirse en un depósito de chatarra en el oriente de la ciudad.

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