Una nueva página en la historia se escribirá. Los actores están listos, los directores se encuentran preparados, con la tensión a tope, las plumas afinadas para relatar las emociones de un partido de alto nivel en nuestro país. Un Clásico Nacional, un juego que no se debe explicar qué significa ganarlo o perderlo.El partido diferente, el partido más esperado del semestre, el partido que todos los aficionados, no importa su afinidad, quieren ver. Un fin de semana en donde se presenta el Clásico Regio y el Clásico Español, pero nada opaca la pasión, el desenfreno, los reflectores y la emoción de un Clásico Nacional entre Guadalajara y América.Un juego que divide pasiones, familias, amistades, que esa animadversión dura dos semanas completas, desde el final de la jornada pasada, hasta el inicio de la Fecha siguiente. Primero con los previos, las apuestas, los dimes y diretes; luego el partido, los nervios, la adrenalina, la emoción, los gritos desgarradores de gol o los lamentos por la derrota; finalmente viene la semana posterior, en donde llega el pago de apuestas, las burlas y la cruda moral y física que significó ganar o perder el Clásico de Clásicos.Este sábado por la noche, en punto de las 21:10 horas, el Estadio AKRON será un testigo abarrotado, de un juego que hacía tiempo no se presentaba, un Clásico Nacional en donde Chivas y América buscaban estar en los primeros lugares. Atrás quedó la semana de declaraciones, de días de medios diferentes, con show cómico, mágico y musical; ahora es momento de hablar de futbol.Y no importa si se es afín al Rebaño Sagrado o a las Águilas, lo que realmente es trascendental es apoyar al equipo de sus amores, portando la playera con orgullo, con amor, con respeto y con entusiasmo de ver vencer a su escuadra. ¿Que si las formas importan? En este partido no, el “chiste” es ganar, como sea, pero ganar y dejar tendido al rival y alzar los brazos en son de victoria.Ya con el silbatazo final, vendrá el estrecho de manos, de un abrazo, de reconocer la derrota y saber manejar la victoria o de saborear un empate, que en este tipo de compromisos, suelen ser agridulces, nadie quiere empatar, mucho menos perder.MF
