Google ubica a Comala en su doodle

GUADALAJARA, JALISCO (16/MAY/2012).- El día de hoy, 16 de mayo, el buscador más popular del ciberespacio rinde con su doodle homenaje al gran escritor jalisciense Juan Rulfo, en una ilustración que nos remite a las primeras líneas de su obra cumbre “Pedro Páramo”: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera”.

Sumergido en la esencia de las letras rulfianas, el doodle se integra con figuras en línea negra sobre manchas amarillas, evocando la atmósfera de tierra estéril, campesinos devorados por los caminos que “Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja”.

Juan Rulfo, escritor que para consagrarse solo necesitó de “El llano en llamas” y “Pedro Páramo” a los que se suma el magnífico “El gallo de oro”, fue catalogado como una referencia dentro del realismo mágico, traducido al alemán, sueco, inglés, francés, noruego, italiano y otros más. De “Pedro Páramo” el gran literato Jorge Luis Borges dijo que estaba catalogado entre las máximas obras de la literatura universal.

Gran relator de cuentos campiranos ubicados en el sur de Jalisco, Rulfo, que hoy cumpliría 95 años, retrató la pobreza, la desesperanza y la opresión del campesino pobre ante las tierras cálidas, estériles y llenas de terrones, secas como la piel de los pies que transitan por ellas; “en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija”.

Además de escritor, destacado fotógrafo y guionista, Juan Rulfo fue primero que nada, un observador de la humanidad, de la interacción del hombre con un medio a veces hostil, de los conflictos entre humanos, además de los sentimientos más profundos. La tierra a veces es protagonista, otras, es dura y difícil, aunque también es la romántica imagen de Susana San Juan. Hoy, es un doodle que nos recuerda que hay libros que vale la pena leerlos y vivirlos.


EL INFORMADOR/ ADRIÁN CASTAÑEDA FONSECA