Panamericanos

Para el mes de octubre del año 2011 se tiene programada la celebración de los XVI Juegos Panamericanos en nuestra ciudad. El Comité Organizador de la justa deportiva señala de manera textual que los Juegos son una oportunidad única de generar un nuevo impulso de transformación que actualice a Guadalajara de acuerdo a las nuevas necesidades de sus ciudadanos.

Sin que el evento haya prendido todavía en la sociedad, y sin estar ansiosos por su celebración, percibimos que la mayoría está conforme, en lo general, para que se organicen en Guadalajara.

 Es muy importante destacar que hasta la fecha se ha realizado un gran esfuerzo y esto habrá que reconocerlo, pero por otra parte las autoridades no han sido capaces de “vender la idea”, y es por ello que el ciudadano no está aún convencido de que los Juegos Panamericanos responden a sus “nuevas necesidades”, tal y como lo argumenta el Comité Organizador.

A casi dos años de la inauguración del magno acontecimiento y de manera por demás desafortunada, existen varias situaciones que permanecen entrampadas. Las acciones ya ejecutadas por las autoridades responsables no han sido transparentes; la información que se nos transmite no es clara ni precisa. Como ciudadanos tenemos grandes dudas e inquietudes, ya que bien a bien no conocemos qué es lo que pasa y cómo se desarrollan los proyectos.

El escenario en el que se mueven los actores demuestra, una vez más, nuestra falta de capacidad para tomar acuerdos en beneficio de la sociedad. ¡Qué lamentable! ¡Qué triste realidad! Es así que los trabajos que se desarrollan no trascienden a la población.

Ante las opiniones encontradas que se dan entre quienes deciden, las autoridades no han tenido la sensibilidad para ventilar en la arena política los problemas que se presentan día con día.

 Por el contrario, se llenan de temor y malestar cuando mencionamos que los Juegos pueden llegar a politizarse. Los que trabajan en hacer política de manera cotidiana, no entienden que la razón por la que llegamos a estas situaciones es precisamente porque no comprendemos el valor y la razón de ser de la política, que por cierto es una profesión.

Además de la incapacidad y de la falta de visión, habrá que añadir otro grave problema: la deshonestidad. En el ánimo social permea un cierto ambiente de desconfianza, ya que a través de este proyecto se presenta la gran oportunidad para hacer “negocios fáciles” a costa del erario.

Es deplorable el espectáculo que estamos dando a nivel nacional e internacional. Ya no debemos exponernos más y por tal motivo es indispensable explorar alternativas, para que otros sectores sociales intervengan con la finalidad de destrabar y enriquecer este proyecto.

Estoy convencido que con la buena voluntad que tenemos los jaliscienses superaremos esta crisis, saldremos adelante y haremos unos Juegos Panamericanos de excelencia y calidad. Mientras llega ese momento, nosotros seguiremos caminando, día con día, entre ángeles y demonios.