Jueves, 16 de Mayo 2024
México | El Sonido y la Furia por Martín Casillas de Alba

El sonido y la furia

René Margitte (1898-1967) causó furor a principios del siglo pasado con sus cuadros surrealistas, tal vez anticipo del arte conceptual, como cuando pintó una pipa y debajo escrito: “Esto NO es una pipa”

Por: EL INFORMADOR

Magritte y los rostros cubiertos

Cuando René Magritte tenía catorce años su madre se suicidó ahogándose en el Río Sambre. Dos días después la encontraron río abajo. Cuando sacaron el cadáver, su rostro estaba tapado con la falda de su vestido ocultando así la expresión mortal que la había dejado hinchado y rígida. Años después, esta imagen de convierte en el leit motiv de algunos de sus cuadros que lo hacen famoso y que representan el sello por el cual reconocemos al tal Magritte: cuerpos con el rostro tapado como el de su madre, como pintó a Los amantes en 1927 o sin rostro alguno, como ese personaje de espaldas, parado, muy elegante y con su sombrero de hongo pero que, en lugar de cara, nos deja ver el paisaje, las nubes y unas palomas volando.

René Margitte (1898-1967) causó furor a principios del siglo pasado con sus cuadros surrealistas, tal vez anticipo del arte conceptual, como cuando pintó una pipa y debajo escrito: “Esto NO es una pipa”, es decir, esto que ustedes ven es una representación de lo que sería una pipa. Las letras, en este caso, las asociamos con la imagen o el concepto con los que asociamos a ese objeto que representa a una pipa que sirve para fumar.

Se fue a vivir a París —que bien vale una misa, como dijo Enrique de Navarra, el rey protestante en 1524— y es allí donde trabaja con los efectos del cubismo bautizado por Louis Vauxcelles cuando vio una exposiciones de esas obras y, sorprendido dijo que sólo eran unos “pequeños cubos.”

Magritte pintó algunos objetos recreando el paisaje pero del modelo que tenía en su imaginación; probó el futurismo, como años antes lo hizo Julio Verne en sus novelas y, finalmente, trabajó con los principios del purismo, manteniendo doctrinas y costumbres, sin admitir cambio alguno.

Influenciado por algunas obras de Giorgio de Chirico. como fue La canción de amor (1926), se interesó por los misterios detrás del mundo y de lo irracional como resultado de la yuxtaposición de objetos en una obra plástica.

Para 1927 seguía en París —como antes había estado Diego Rivera—, sin poder escaparse de la influencia y la pasión por lo nuevo. Fueron años del parteaguas en la historia del arte, cuando París era la cuna de toda inspiración pictórica y literaria como en un tiempo lo fue, toda proporción guardada, la ciudad de Guadalajara.Hay una exposición de una buena parte de la obra de Magritte en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México que, sin bien NO vale la pena una misa, bien vale ver esa exposición para entender lo que sintió cuando vio que sacaban a su madre del río a los 14 años.

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