Siete templos de los tragones

Pocas tradiciones de Semana Santa como la visita de los siete templos.

No sé de dónde venga esta idea de salir del barrio para visitar a otros, pero son de esas cosas que nos heredó la tradición católica realmente agradecibles. Visitar siete templos no sólo permite, para quien así lo desea, pasar un Jueves Santo de recogimiento con mucho sentido espiritual, sino también social. Más allá de lo estrictamente religioso, la visita de los siete templos es la oportunidad de los tragones: cada templo es un goce culinario.

En el que no hay guasanas, hay cacahuates; en el que no elotes, churros, hot cakes de carrito, hot dogs, nieves de garrafa, y por supuesto, empanadas de Cuaresma, un invento de los dioses para paliar los sufrimientos de esta época de sacrificio.

Hoy en día hay quienes ya no gozan las tradiciones de Semana Santa, más aún, ni siquiera saben que existen; lo ven como algo lejano, poco interesante y de viejitos. Para estas personas alejadas de esas prácticas, he aquí una propuesta para sacarle raja al Jueves Santo: la visita de los siete templos de los tragones.

La lista, sobra decirlo, es totalmente arbitraria y personal.

De lo que se trata es de renovar la tradición de los siete templos, y hacerlo a pie o en bici, por eso todos están en la zona de Chapultepec a una distancia accesible, para comer muy bien durante todo el día.

1) Mosaico de salmón y panela del Sacro Monte (Morelos y Colonias). Este es uno de los mejores restaurantes de nueva cocina mexicana. Uno de sus platillos más destacados es este mosaico de salmón y panela, cortados en tiras y presentados en petatillo con aceite de oliva.

2) Carne Tártara del Recco (Libertad entre Chapultepec y Progreso). La Tártara, carne cruda de res aderezada, de Luigi Capurro, no tiene comparación. Es quizá el platillo más famoso de Guadalajara. Nadie la hace igual. No diga que no le gusta la carne cruda, pruébela.

3) Quesadilla de Brie con Pato, en Tinto y Blanco (Luis Pérez Verdía y Guadalupe Zuno). La combinación es excelente: un buen brie derretido, con carne de pato deshebrada entre dos tortillas de harina, servidas con salsa de zarzamora.

4) Piquillos rellenos de bacalao de Casa Tomás. (Lope de Vega y López Cotilla). La comida de Tomás es de influencia española. Uno de sus insuperables son los piquillos rellenos de bacalao. No tienen desperdicio.

5) Pescado entero Tahi de Talento. (La Paz y Miguel de Cervantes). Guachinango entero deshuesado, frito, con salsa agriculde, cebolla, cilantro y estrellas de anís. Sin duda uno de los mejores platillos que se pueden comer en Guadalajara.

6) Café expresso en Martinique (La Paz y Lope de Vega). Ese es café: cuidado en el tostado, en la elaboración y en la presentación.

7) Té de Hierbas relajantes en Diagonal (Guadalupe Zuno entre Chapultepec y Progreso). Para rematar la comida, un té de hierbas en un lugar relajado. Amén.