Recomiendan separar la basura… aunque se revuelva en el camión

GUADALAJARA, JALISCO (06/NOV/2014).- Aunque en la mayoría de la zona metropolitana no hay una recolección dividida de la basura, en orgánica, sanitaria e inorgánica, los encargados del tema en Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque recomiendan a la gente separarla.

De las 500 colonias que tiene Guadalajara, sólo en 67 se recolecta separadamente, explica José López Varela, director de Manejo de Residuos. Pero esto no quiere decir que el camión la revuelva en los otros lugares, asegura. Esto porque, cuando se separa, la basura va embolsada, lo que hace más sencillo su recuperación y reciclaje en los tiraderos.

En el caso de Zapopan, en 100 de las 600 colonias se hace la recolección separada, aunque Moisés Cuadras, director de Aseo Público del Ayuntamiento, reconoció que incluso en ellas se cumple en 80 por ciento.

Adelanta que están trabajando junto con la Dirección de Ecología en un programa piloto para sumar un polígono de otras 50 o 60 colonias, lo que podría darse en algún momento de este año o principios del próximo.

Blas Ramos, director general de Medio Ambiente de Tlaquepaque, también recomendó la separación de basura, aunque en este municipio ninguna colonia cuenta con la recolección diferenciada. Esto facilita la separación en sitio para no mandar al relleno sanitario materiales que se deben reutilizar y reciclar, explica.

Sin embargo, todos los funcionarios reconocen que cuando el ciudadano ve que la basura se revuelve en el camión, no tiene muchos incentivos para seguir separándola.

“Lo que ha pasado históricamente es que se le informa al ciudadano cómo debe separar sus residuos, etcétera, pero luego pasa el camión recolector y los vuelve a revolver enfrente de ellos… entonces ven sus esfuerzos como que no tuvieron ninguna importancia o consecuencia”, advierte Alejandra Fernández, directora de Regulación Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Territorial del Estado de Jalisco (Semadet).

Se solicitó una entrevista sobre este tema al Ayuntamiento de Tonalá, pero no hubo respuesta.

Pretenden crear conciencia

En Guadalajara, este año cada persona genera 1.342 kilos de basura al día. El año pasado, la media fue de 1.130 kilos, indica José López Varela, director de Manejo de Residuos del Ayuntamiento tapatío.

Aunque es el municipio en el que las personas tiran más basura, esta suma no se le puede atribuir sólo a los tapatíos: es un fenómeno en el que la población flotante tiene mucho que ver, coinciden López Varela y Alejandra Fernández.

Aunque la población que vive en la capital del Estado ha disminuido, cada vez más personas de otros municipios trabajan y hacen otras actividades en la ciudad y ahí generan entre 80 y 90% de su basura, asevera el funcionario municipal.

En el caso de Zapopan, en donde la recolección se mantiene en cerca de mil 500 toneladas diarias, lo que implica una producción per cápita de 1.206 kilos, también han salido a las colonias y universidades para crear conciencia sobre el impacto de este fenómeno, señala Moisés Cuadras, director de Aseo Público.

Es importante que los ciudadanos enfrenten la necesidad de cuidar el medio ambiente a sus hábitos de consumo para, por ejemplo, no abusar de las bolsas de plástico.

Lo mismo señala Blas Ramos, director de Medio Ambiente de Tlaquepaque, en el que el promedio es de 674 gramos por día.

Alejandra Fernández recuerda que el reciclaje de basura es el último de los escenarios: antes viene el reuso y, sobre todo, la reducción de residuo.

También se deben generar estrategias con el sector empresarial para disminuir los embalajes que se convierten en basura casi en automático cuando el consumidor llega a su casa.

COLECTIVO ECOLOGISTA
“No hay una estrategia seria”

Desde 2007 hay importantes esfuerzos legislativos a nivel estatal y federal para mejorar la gestión de recursos, pero las autoridades siguen viendo al de la basura como un problema sólo de recolección, lo que está totalmente rebasado, considera Mario Silva, miembro del Consejo Ecologista de Jalisco.

Esto se refleja en que no hay ayuntamientos con capacidades técnicas adecuadas ni han invertido un peso en campañas bien hechas para cambiar los hábitos en la población.

Los esfuerzos oficiales se extrañan más en un ambiente en el que los ciudadanos están constantemente influidos por un modelo de consumo que promueve la compra de productos a ultranza en lugar de promover la reducción, el reuso y reciclaje.

“Los gobiernos han fallado en no plantear estrategias educativas serias, bien estructuradas y con indicadores claros. Vemos que los ayuntamientos en materia de educación ambiental están reprobados”. Además, afirma, la Semadet no ha logrado trabajar de la mano con los municipios en estos temas.

RESIDUOS SÓLIDOS
Consejos para el mejor manejo

La solución al problema de los residuos sólidos es disminuir al máximo la generación de basura. ¿Cómo? A través de la aplicación de las tres R: Reducir, Reutilizar y Reciclar.

Para reducir: compre sólo lo necesario y, si es posible, que sea biodegradable. Disminuya el consumo de productos desechables. Use preferentemente tazas, vasos y platos de cerámica. Utilice envases retornables. Lleve bolsa de mandado en lugar de pedir bolsas de plástico. Elabore cuadernos nuevos con las hojas sobrantes de los cuadernos en desuso. Utilice pilas recargables.

Para reciclar: Separe los residuos en orgánicos e inorgánicos. Enjuague los envases usados de cartón y aplástelos para ahorrar espacio. Quite la tapa y aplaste las botellas de PET. Localice centros de acopio que compren materiales reciclables.

Para reutilizar: Aprovechar bien los artículos antes de deshacerse de ellos. Utilice varias veces, hasta que sea posible, todos los objetos que se van a la basura.

No creo que sirva ya que muchos policías pasaron las pruebas y siguen haciendo dagas. Muchos que no tenían quejas quedaron fuera.

LA VOZ DEL EXPERTO
¿Y la Cumbre de la Tierra?

Miguel Magaña (jefe del Departamento de Ciencias Ambientales de la UdeG).

Desde 1972, cuando 130 países se comprometieron a atender asuntos ecológicos en la Cumbre de la Tierra de Estocolmo, las naciones comenzaron a promover la disminución en la generación de basura, el cambio de conducta de la población en el consumo y un mayor cuidado y disposición adecuada de los residuos. Sin embargo, subraya Miguel Magaña, aunque la ciudadanía sabe lo que se debe y no se debe hacer, esto no se ha puesto en práctica.

“Se ha generado una disminución de la calidad, eficacia de las medidas y esto ha convertido en la gestión ambiental en el sector público en un discurso y en la sociedad se ha consolidado como un deseo a alcanzar”.

A nivel mundial, indica, la economía se basa en el consumo: si no consumimos no se produce y si no se produce no hay empleos, por lo que se apuesta a producir asuntos que duren poco para volver a consumir.

Mientras, la deforestación y la contaminación por residuos sólidos siguen avanzando, y hay basureros clandestinos de residuos peligrosos.

“Por otro lado, la basura nos genera diferentes líneas de conflicto: la salud, por supuesto; contaminación por metano en la atmósfera; lixiviados, desperdicio de energía que se entierra (es decir, no se aprovecha la basura para producir biogás)”.

LA VOZ DEL EXPERTO
Continúan los mismos hábitos

Aida Segovia (investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo Regional de la UdeG).

Aida Segovia señala que los temas ambientales han ido de lo marginal a causar interés en la ciudadanía. Sin embargo, en la práctica, la gente sigue sin cambiar sus hábitos.

“De muy poco sirve el trabajo que están haciendo los organismos porque por la ciudadanía sigue conservando sus preferencia de consumo”.

Y es que mientras muchas fuentes de información explican la importancia de modificar estilos de vida, la mayoría de los medios de comunicación bombardean a los ciudadanos con mensajes que promueven el consumo y esta batalla es muy desigual.

“Los medios de comunicación a mí no me han ofrecido alternativas, sino aquellos bienes y servicios que aseguran las ganancias de las empresas”.

No es que el ciudadano no pueda ayudar a cambiar las cosas, reconoce, pero no se le está apoyando ni orientando a qué debe hacer; por el contrario, le están diciendo cómo consumir.

Por ello, además de crear una verdadera estrategia de educación, las grandes instituciones, sobre todo los gobiernos y las universidades, podrían aprovechar el tamaño de sus compras para presionar a sus empresas proveedoras a ofrecer productos con un menor impacto a la ecología.

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