Jueves, 16 de Enero 2025
Jalisco | Desesperadas personas esperan su turno para trámite, en el Instituto de Pensiones

¿Qué trámite quiere hacer?

Desconcertadas y desesperadas, personas esperan en el Instituto de Pensiones de Jalisco su turno para trámite

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (06/AGO/2012).- 08:45 de la mañana. Por la puerta de entrada del edificio del Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco se mete, raudo e inexpugnable, el aire frío, últimos pataleos de la lluvia que arreció en la madrugada tapatía. Ingentes cantidades de hombres y mujeres -jóvenes, viejos- son tragados por la boca transparente del inmueble y luego escupidos hacia una sala de espera agolpada de sillas, cubículos y confusión.

Un señor de gorra roja y bigote cano se acerca al módulo de información y pregunta en dónde hay que cobrar. Sólo quiere eso: cobrar. La mujer que lo atiende, primero amable, luego seria y con el rostro seco, le responde: "Dígame qué es lo que quiere para orientarlo". Mudo de furia helada, el señor se retira y pregunta a otra de las personas que esperan a ser atendidos.

Turno 37.- "Listo, tres y media de la tarde a más tardar está listo el dinero, caballero". La trabajadora de Pensiones del Estado golpea el pequeño escritorio de madera con un legajo de documentos y pide que pase el siguiente. Se levanta de su asiento. Lleva puesto un suéter de algodón de cuello de tortuga, el cabello recogido en un chongo brillante y un par de discretos aretes rojos le aderezan el rostro sin maquillaje.

Va el turno 38 y un hombre que viste camisa negra mira con extrañeza la pantalla que cuelga del techo y luego observa su ficha, la 51. En su regazo, un joven descansa. A pesar de estar en una cómoda postura, mueve todo el cuerpo, impaciente. Se rasca el rostro, las orejas, se para recurrentemente.

Al menos hay 15 personas sentadas. Cinco ya peinan se escucha un golpeteo de tacones, el teléfono, el sonido que incita a que pase otro. Rápido. "Buenos días". La incipiente deferencia se disuelve en una mueca de disgusto: "¿Qué trámite quiere hacer?"

"Présteme copia original de este documento. También permítame su credencial de elector, por favor", dice la mujer del suéter blanco. El racimo de tarjetas y papeles se le cae de las manos. Lo recupera del suelo y lo coteja con los documentos. Que todo esté en orden. Mira a la computadora pero ya no a la persona que tiene en frente. Sus ojos oscuros tenían una curiosa manera de recorrer a su interlocutor de arriba abajo, pero evitando cuidadosamente encontrase con los suyos. "Yo me quedo con la copia". Tableteo del teclado. "Te voy a depositar 12 mil 800, ¿está bien?". El hombre asiente y luego se va.

Dentro del elevador, recargado en una de las estrechas paredes, un policía se queja con las personas que van al piso siete: "Hay policías que cobran seis, nueve y hasta 15 mil pesos de pensión. A un costado, una trabajadora no da crédito a que hay personas que cobran 313 pesos mensuales: "Eso cobran unos, pero al día", y se retira rumbo al piso seis.

Unos tienen prisa. Cuando un joven se le acerca a Antonio Mendoza para ofrecerle servicio de papelería, este le responde: "Sabes qué, chavo, ya no alcanzo, discúlpame". A un costado de él, de la parte trasera de una camioneta verde, arranca una fila de hombres y mujeres que fotocopian documentos en una copiadora que está en la parte trasera del vehículo. Ahí está José. Vino por un préstamo para mejorar la situación económica en su casa. También está Roberto, quien tampoco quiere hablar, "¿para qué?", de todos modos nadie lo ayudará a salir de ésta.

Desconcertadas y desesperadas, las personas que continúan a la espera de ser atendidas se paran de sus asientos con ademanes aturdidos, como si los hubieran remecido bruscamente durante la madrugada.

Uno de ellos es Antonio Canales Castellón, de 66 años de edad. Policía de "Seguridad Pública del Estado" durante 30 años, este hombre bajo y macizo cuenta que fue hace 10 años que se jubiló. Dice que de pensión percibe más de 16 mil pesos mensuales. No se queja del monto que le toca, pues nada más son su esposa y él los que se sostienen con ese dinero, sino porque hay pensionados con dos mil, y hasta mil 500 pesos al mes.

"No se vale. Se debe hacer una revisión. No es posible que pase esto. Hay personas que dejaron su vida en el trabajo y no pueden pagarles así".

Hoy no viene a cobrar, sino a pedir un préstamo por un problema familiar. Habla con voz débil para que no lo escuchen los guardias que hay detrás de donde se encuentra ni los demás presentes.

Los demás escuchan desconfiados. Se trata de dinero. Y tienen prisa. Pero esperan. Antonio tiene el turno 86 y va el 63. Con paciente fatiga descansa la mano derecha en un apretado bolsillo y con la derecha sostiene un rosario de documentos.

En la pantalla del lugar se ve a un gimnasta en trance. Un joven de músculos turgentes cuyo cuerpo da piruetas y luego cae como estaca sobre el colchón dispuesto. Luego de la prueba el joven alza los brazos con orgullo y los señores lo miran sin parpadear, por mero trámite.

Telón de fondo


Esta casa editorial reveló que en actual sexenio se duplicaron los pensionados al servicio del Estado, pero la autoridad garantiza la solvencia financiera del Instituto de Pensiones de Jalisco (Ipejal) durante los próximos 100 años. Hay retirados por edad avanzada que perciben 313 pesos mensuales; sin embargo, un grupo de 70 ex funcionarios cobra entre 50 mil y 125 mil pesos. En 2006 había 10 mil 651 pensionados. En 2012 se registran 18 mil 600. Se prevé que en un corto plazo la lista ascienda a 24 mil 600 retirados del servicio público estatal y municipal.

EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI

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