Elementos piden mejores condiciones laborales

GUADALAJARA, JALISCO (12/JUL/2010).- La encuesta Justiciabarómetro también reveló el deseo que tienen los uniformados por mejorar su seguridad laboral y condiciones de trabajo a través, entre otras medidas, de un incremento salarial de entre 10 y 50%, horarios más razonables y beneficios en términos de asistencia a la vivienda y educación.

En contraste, más de 80% de la población entrevistada tiene ingresos por debajo de los diez mil pesos mensuales, que son relativamente bajos, en comparación con otros empleos del sector público. Además, el estudio muestra que las mujeres policías tienden a ganar menos de siete mil pesos mensuales, mientras que los sueldos de sus homólogos masculinos se encuentran por encima de los siete mil 500 pesos.    

“Cómo es posible que Justiciabarómetro te arroje que los policías compran sus uniformes; cómo un policía va a defender los derechos humanos si él tiene que comprar sus uniformes; cómo va a defender los derechos humanos si tienen esquemas extremadamente débiles de rendición de cuentas, son instituciones muy pobres en ese sentido”, lamenta María Eugenia Suárez de Garay.     

Del total de entrevistados, 70% dijo trabajar más de 50 horas a la semana, sin contar las horas extra; una quita parte lamentó las jornadas laborales de 24 horas por 48 de descanso, y 68% dijo tener tan sólo 30 minutos o menos para comer o hacer alguna pausa durante el día.    

Aunque 90%  de los entrevistados dijo tener familia, sólo 40% cuenta con una casa propia, a pesar de que 77% de los efectivos es mayor de 40 años de edad y la mitad tiene menos de diez años de experiencia en el oficio.    

En términos de la reforma de la justicia penal, indica Suárez de Garay, los datos sobre la condición humana de los policías es “fundamental” para llevar a buen puerto dichas modificaciones.

“Si no tenemos esos insumos no podemos medir hacia adelante el impacto de la reforma, y si no tenemos elementos para medir cómo impactan esas reformas en el quehacer de la gente, no podemos cambiar la ley por decreto, porque si no, no sirven esas reformas sin tener un referente”.

Para el también investigador de la UdeG, Marcos Pablo Moloesnik, debido a las condiciones laborales que los uniformados municipales enfrentan, es que en México no existen las bases para establecer la figura de la carrera policial.

“Siempre pende sobre la cabeza de los policías la espada de Damocles. Si no garantizamos la estabilidad y la seguridad laboral de los policías, no podemos hablar de un escalafón, no podemos hablar de una carrera policial.

Tal y como está la Constitución, y las tesis aisladas, y la jurisprudencia en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la carrera policial no existe, porque lo que existe es la inestabilidad y la inseguridad laboral”, dijo el
especialista durante una reciente participación en un programa radiofónico.              

“El subsistema de garantías, es decir, de permanencia que establece la seguridad laboral, es el corazón de la carrera policial. Ante la ausencia de éste, no podemos hablar en México de la carrera policial”.   

Aunado al clima de inseguridad laboral, 67% de los policías considera que las promociones en su trabajo no se basan en el mérito y 72% que los procedimientos para los aumentos y las promociones son injustas. En ese tenor, el estudio señala que la adopción de sistemas de promoción profesional más trasparentes podría ayudar a mejorar la moral entre los policías, a incrementar el respeto hacia sus superiores, y a reducir el estancamiento laboral y los incentivos para la corrupción.       

En materia de educación, la encuesta Justiciabarómetro-ZMG reveló que 47% de los uniformados municipales cuenta con secundaria, 30% con preparatoria y tan sólo 14% cuenta con estudios universitarios o de posgrado.

No obstante, de 60 al 90% de los encuestados demostró un conocimiento adecuado sobre la técnica jurisdiccional y la mayoría mostró su deseo de que se destinen más recursos a la formación en lugar de adquisición de equipo policiaco.    

En ese tenor, explica Suárez de Garay, “contrario a la lógica de endurecimiento de las normas de combate, los policías están pidiéndole a sus propias autoridades una mejor formación en las labores preventivas”.

Por ello, el estudio recomienda aumentar los niveles de medios de educación entre los oficiales de todas las edades y rangos, pues los más jóvenes resultaron ser los que cuentan con los niveles más altos de estudio, en comparación a los más veteranos.