El lirio, último asunto pendiente en la Presa de Valencia

GUADALAJARA, JALISCO (30/ENE/2015).- Los patos y las gaviotas volvieron y las garzas pescan sin que nadie las moleste, el aroma a laguna se siente al llegar y, para quien mira sentado desde uno de los restaurantes de mariscos, todo parece tranquilidad. En la Presa de Valencia, los restauranteros cuentan que los clientes comenzaron a regresar en Navidad y Año Nuevo, aunque lentamente.

Hace meses que ya no hay mal olor en la Presa de Valencia, donde en junio de 2013 un derrame de melaza agotó el oxígeno del agua y provocó la muerte de miles de peces. Los pescadores se quedaron sin trabajo y, junto con ellos, los restauranteros, acostumbrados a atender a unas tres mil personas cada fin de semana.

Tras año y medio de reuniones con dependencias de Gobierno y de esperar a que se reanude la actividad económica que es su sustento, aseguran que hoy los niveles de contaminación están controlados y que ya sólo queda un problema: los bancos de lirio.

El lirio podría ser considerado, incluso, positivo, pues es una especie de filtro natural contra la contaminación del agua. Pero es un problema estético: le da la impresión a los paseantes de que el agua está sucia. Por eso la cooperativa de pescadores convino con la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) estatal ayuda para apresurar la extracción de la planta, y hace meses que el trabajo está en marcha.

Antonio Ordorica y Lanci Duque Zepeda, de la dirección de áreas de conservación y biodiversidad de la Semadet, explican que el compromiso de la dependencia fue garantizar maquinaria y equipo contra el lirio: tres tractores, tres remolques y una banda de extracción, que recién llegó.

Actualmente hay en total 105 personas contratadas para remover el lirio. La Semadet estudia actualmente la disponibilidad de recursos, exponen Antonio Ordorica y Lanci Duque.

En las orillas de la presa Valencia pueden verse montones de lirio ya extraídos desde hace semanas. Pero los bancos de la planta viva flotan en el agua y sirven de sitio de reposo a las aves acuáticas; el viento los lleva hasta las orillas, cerca de las vías del tren y de los restaurantes. El problema, según datos de la Comisión Estatal del Agua (CEA) Jalisco, se ha reducido considerablemente, pero falta trabajo por hacer.

“Yo creo que la emergencia ya salió”, dice confiar Antonio Ordorica; “es un tema de seguimiento y de mantener las condiciones adecuadas para evitar que lo que pasó en 2013 se repita; hay que hacer un trabajo que involucra a varias instituciones, incluyendo al municipio. El lirio quizá va a estar siempre allí; el tema es tenerlo controlado y buscar el manejo integral de la microcuenca”.

SABER MÁS
Así avanza el lirio

Datos de la Comisión Estatal del Agua (CEA) que han sido presentados en las sesiones de trabajo de la mesa interinstitucional que se ocupa del problema de la Presa de Valencia señalan que en noviembre de 2012 el lirio cubría apenas 0.74% del espejo de agua en el embalse, un área de unas tres hectáreas y media, pero para noviembre de 2013, cinco meses después de la muerte masiva de peces, llegó a cubrir 56%: 258 de 460 hectáreas.

Alimentada por la materia orgánica que significaron los peces muertos, la planta prosperó en los siguientes meses, y en abril de 2014 llegó a cubrir 90% del espejo de agua. Fue el momento en que tuvo mayor presencia.

Desde entonces, ha bajado lenta, pero constantemente: 80% en mayo, 71% en junio, 53% en julio, y así hasta la fecha. En la cuenta más reciente, del 28 de noviembre de 2014, el lirio cubría sólo 37.5% del espejo de agua.

El lirio es una planta que prolifera cuando hay altas cargas orgánicas o arrastres de fertilizantes, pero funciona como biofiltro: ayuda a limpiar el agua contaminada. La bióloga Lanci Duque, de la Semadet, de hecho señala que hay estrategias de control de cuerpos de agua que prevén una cierta cantidad de lirio, pero correctamente monitoreada.