Martes, 14 de Octubre 2025
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Después del after

Todos sabían que existía; era público y notorio. El Euro era el after más famoso de la ciudad. Vendían droga como quien vende chocolates o cigarros

Por: EL INFORMADOR

Todos sabían que existía; era público y notorio. El Euro era el after más famoso de la ciudad. Vendían droga como quien vende chocolates o cigarros. El Ayuntamiento lo reportó a la autoridad federal desde el mes de febrero y fue hasta el lunes por la noche que la Procuraduría General de la República intervino. No se trata de un asunto moral y el tema no es las horas en que operaba (abría el sábado a las 6:00 A.M. y cerraba el martes en la madrugada). Si los chavos quieren divertirse en la noche, en la madrugada o encerrarse en una caja oscura durante 72 horas a bailar, es asunto de ellos. La sociedad no será mejor o  peor  por tenerlos en sus casas. Limitar horarios de diversión no es una solución ni para el consumo de alcohol o drogas, ni para evitar accidentes. Pero mientras las drogas sean ilegales en este país, vender drogas en los bares, elegantes o arrabaleros, del Centro o de Providencia, es un delito que se tiene que perseguir de oficio.

El debate que se desarrolló ayer a lo largo del día en la página de internet del El Informador deja claro que los jóvenes ven el tema de una manera distinta. Es su forma de diversión y tienen todo el derecho de que les sea respetada. Más aún, no hay manera de que se imponga una forma de diversión, y menos desde fuera y por razones de autoridad.  “Los que no les guste, pues no asistan y vigilen que no vayan sus hijos”, dice un lector con toda sensatez. “Señores, de qué se asustan esto pasa en todos lados no tienen que ser las víctimas siempre los jóvenes”, es otro de los comentarios en la red refiriéndose al consumo de drogas en los bares. “La neta sí se pasan en esos antros. Que no sea el único no justifica tanto desmadre. Sean realistas weyes, una cosa es ser mocho, cosa que detesto y otra es ser realista. Hay peligro por donde quiera que le vean en esas circunstancias...”, apunta un lector autodenominado sincero.

El problema de un after como el Euro es la inseguridad y la impunidad con la que operaba. Lo peor, todos están seguros de que en unos días estará operando, con otro nombre, en otra dirección, porque éste, el recién clausurado, es hijo de otro que fue clausurado hace unos meses: el Amelias. El after party es una forma de diversión de los jóvenes de hoy y no hay por qué satanizarlos. La mayoría cumplen con los reglamentos.

Sólo hay dos cosas que no son negociables en estos temas. La primera es el derecho de los chavos a divertirse como quieran, donde quieran y a la hora que quieran. La otra es el cumplimiento de  leyes y reglamentos.

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