Viernes, 10 de Octubre 2025
Jalisco | La muerte de una mujer y sus hijos revela lo inseguro del cauce junto al que viven

Con una tragedia, Lomas del Sur descubrió los riesgos de un canal

La falta de una barda de protección propició el fin trágico de una mujer y sus niños, cuentan los vecinos

Por: EL INFORMADOR

TLAJOMULCO DE ZÚÑIGA, JALISCO (11/SEP/2013).- El fin de semana pasado, los habitantes del fraccionamiento Lomas del Sur, en Tlajomulco de Zúñiga, descubrieron la magnitud del riesgo que representa el canal de aguas negras con el que colinda la zona hacia el oriente, cuando una mujer y sus tres hijos fueron arrastrados para perecer ahogados, poco después.

La noche del pasado viernes, Marcelina Ávalos, de 26 años, fue a la escuela en El Colibrí por su hija, Dulce Paola, de siete años, hacia las 18:00 horas; se acompañó de su otro hijo, Juan Carlos, de dos años; y Miguel Ángel, de seis.

Caminó por Loma del Faro para llegar a su domicilio, en Loma Maracaibo, al norte; para eso, debía cruzar por Boulevard Lomas del Sur. Pero poco antes había llovido, por lo que el agua al poniente comenzó a bajar sobre dicha calle, la cual desemboca en el canal; donde la calle topa con el canal debería haber una barda de protección, pero fue destruida hace poco. Los vecinos dicen que la corriente se crece y toma tal fuerza que puede doblar las piernas. Marcelina se aventuró a cruzar la calle con la carriola y sus hijos.

Miguel Hernández, quien tiene su domicilio en el Boulevard Lomas del Sur, escuchó un grito esa tarde hacia las 19:00 horas; su hija, que estaba junto a la ventana, lo alertó: “Ese día después de la lluvia mi niña escuchó un grito y se asomó; fue a decirnos que vio una carriola y que había visto que un niño se había caído. Nosotros, la verdad, no le creímos; ya cuando ella regresó a ver ya no estaba la carriola”. Al salir de su casa, sólo vieron un paraguas sobre el camellón.

Fue por la noche, que escucharon un alboroto a espaldas de su domicilio, cuando comenzaron a sospechar, pues el marido de Marcelina, Juan Carlos González, preguntaba a la gente por su paradero.

Por la mañana del sábado se enteraron por las noticias de que hallaron a una mujer muerta a un lado del canal, a unos 300 metros del fraccionamiento. El hallazgo de los cuerpos de dos de los niños, Dulce y Juan, ese mismo día, confirmó sus sospechas: la familia que a diario realizaba ese recorrido de la escuela a su casa era la “señora de los duritos” que vivía a espaldas de su vivienda.

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