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Jalisco | Homicidio calificado y secuestro, entre los delitos más frecuentes

Centros de reinserción para menores requieren 20% más personal

Entre 65 y 70 profesionistas atienden a 221 jóvenes; además los complejos reciben ayuda de organizaciones no gubernamentales

Por: EL INFORMADOR

Autoridades señala que la atención personalizada a los mejores infractores ha permitido rehabilitarlos con éxito. EL INFORMADOR /

Autoridades señala que la atención personalizada a los mejores infractores ha permitido rehabilitarlos con éxito. EL INFORMADOR /

GUADALAJARA, JALISCO (21/MAY/2013).- Actualmente los centros de reinserción social para menores infractores de Jalisco funcionan de manera “óptima”, pues no sufren de sobrepoblación como los complejos carcelarios para adultos; no obstante, podrían operar con mayor eficiencia si el personal y los recursos se incrementaran 20%, ya que se podría adquirir más insumos y tener más empleados en las áreas de  vigilancia, trabajo social, sicología y enfermería, explicó el comisario de Ejecución de Medidas de Prevención Especial y Adaptación Social, Roberto Lares Gil.

El Centro de Atención Integral Juvenil (conocido anteriormente como la “Granja”) mantiene internados a 221 jóvenes infractores; el Centro de Observación, Clasificación y Diagnóstico del Estado de Jalisco (antes “Tutelar”) cuenta con un listado de 186, y la Unidad de Diagnóstico Social (con sede en Puerto Vallarta) tiene a nueve procesados.

En el primer centro de reinserción (donde se encuentran los menores sentenciados) hay 102 personas, tanto en áreas administrativas como de custodia.

Entre 65 y 70 personas prestan atención a los jóvenes. El comisario  Lares Gil detalló que una de las claves del éxito en la atención de menores que han cometido algún delito es la “atención personalizada” que reciben desde que ingresan al Centro de Observación y Clasificación.

“El Consejo Interdisciplinario, en donde participan trabajadores sociales, sicólogos, terapeutas, pedagogos, entre otros, hace la debida clasificación respecto a su edad, sexo y si son primodelincuentes”.

Además, los jóvenes no tienen contacto alguno con dinero. Si bien reciben un sueldo (el salario mínimo, sólo si desean trabajar o están obligados a hacerlo por el juez), el monto de su ganancia llega a una “tarjeta”, de la cual se descuentan los gastos que hagan en la tienda del complejo. También asegura que se ha aplicado un “fondo de ahorro” con 10% de su sueldo, que al final de su internado se les entrega íntegro.

“Tampoco se mezclan con más adultos ni con quienes tienen más antecedentes, o son reincidentes. El Consejo Interdisciplinario elabora estudios de personalidad que son allegados al juez para emitir la sentencia que corresponde a cada uno de ellos. Hablamos con familiares e interactuamos para que sea una verdadera reinserción social”.

Los núcleos de atención a menores infractores ofrecen educación primaria y secundaria. Lares Gil asegura que en breve se habilitará la preparatoria, y que además hay convenios con el Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial, “para que al salir, los adolescentes continúen sus estudios y un empleo”.

CRÓNICA
Sólo 10 días para ser libre


Sólo 10 días separan a “Ramón” de la libertad, una libertad que le fue truncada cuando tenía apenas 15 años, debido a que tanto un agente del Ministerio Público como el juez que siguió su caso encontraron pruebas suficientes para relacionarlo con un secuestro.

El joven de 22 años narra esto con la mirada hacia abajo. Es evidente que le incomoda hablar del hecho que le marcó, y que desde 2008 le ha impedido jugar basquetbol, el deporte que le apasiona. Ha vivido en el “Tutelar” por cinco años y en “la Granja” otros dos; espacios que aunque hoy tienen un nombre mucho menos agresivo, al final son complejos de reinserción para adolescentes y jóvenes infractores.

Ahí concluyó su adolescencia estudiando computación e inglés. Asegura que le animaron a darle rumbo a su existencia una vez que salga… en sólo 10 días.

A su lado está “Adán”, de 23 años, quien fue detenido por homicidio, por lo que su permanencia es de cinco años y nueve meses con vigilancia constante. Él perdió a uno de sus padres durante su sentencia, pero los sicólogos del lugar le ayudaron a sufrir dicha pérdida. También destaca las clases de artesanía.

“A mí lo que más me ayudó fue la ayuda sicológica, porque la verdad sí venía emocionalmente distraído por los problemas que tenía afuera con la familia”, concluye Ramón. “Yo saldré un poco mejor, la verdad. Andaba mal cuando estaba en la calle; sí andaba en malos pasos”, finaliza Adán.

SABER MÁS...
Proceso penal con menores infractores


Cualquier menor de entre 12 y 17 años que cometa un delito tipificado en el Código Penal del Estado es susceptible de ser detenido, y sometido a un proceso de reinserción.

El juez decide la remisión, bajo qué términos se dará, y el tiempo y obligaciones que tendrá el menor una vez internado. También define si éste tendrá que estudiar, trabajar y recibir atención sicológica.

Si el menor fue detenido y procesado a los 17 años, y recibió una sentencia superior a un año (cuando cumpla su mayoría de edad), seguirá internado en los complejos para menores.

LA VOZ DEL EXPERTO
Cometen delitos por factores externos

María Antonia Chávez Gutiérrez
(Investigadora del Departamento de Desarrollo Social de la UdeG)

Más que por decisión propia, los menores de edad que cometen delitos lo hacen porque su contexto los conduce a ello, y en esto tienen responsabilidad los adultos y la protección que brinden, comenta la investigadora del Departamento de Desarrollo Social de la Universidad de Guadalajara, María Antonia Chávez Gutiérrez.

“Los niños más vulnerables son los que, o son utilizados por sus propios padres, o a falta de vigilancia de los padres es fácil que los involucren en actividades delictivas”.

Aunque las características económicas y educativas de una familia tienen que ver para que un menor entre al entorno delictivo, el hecho de no tener suficientes recursos económicos o preparación profesional no es un detonante necesario.

Las características en común de los núcleos familiares con perfiles delictivos son la poca tolerancia a las reglas establecidas, la dificultad para cumplir normas y la falta de respeto a la autoridad.

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