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Jalisco | En la zona hay juegos infantiles arrumbados; los baños requieren limpieza Abandono y descuido en áreas del Parque de la Solidaridad El complejo permanece rodeado de calles con baches y escurrimientos de aguas negras provenientes de colonias de Tonalá y Guadalajara Por: EL INFORMADOR 5 de diciembre de 2010 - 06:10 hs El Parque de la Solidaridad fue inaugurado hace 19 años, con motivo de la Primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno. ARCHIVO / GUADALAJARA, JALISCO (05/DIC/2010).- Rodeado de pestilentes aguas negras, cuando el Sol sale el Parque de la Solidaridad huele, paradójicamente, a pino y a flores frescas. Pero el aroma no oculta que el sitio de esparcimiento público sea uno de los olvidados y descuidados en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Con 19 años de funcionar desde que fue inaugurado con motivo de la Primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de los Países Iberoamericanos, el parque es considerado uno de los más grandes de América Latina, con sus 110 hectáreas. Su extensión, sin embargo, corresponde en parte al tamaño de su abandono. Al parque se ingresa por las distintas entradas con torniquete que están en la Avenida Malecón, o por la calle De la Presa. Similares entre sí por la cantidad de baches, fincas interminables y terrenos baldíos que se encuentran a lo largo de ambas calles, son los principales escenarios que lo rodean. En la entrada principal está la Plaza de la Bandera, con un monumento de acero similar a un monolito gigante. Por aquí ingresan los corredores y ciclistas. Desde muy temprano llegan personas de todas las edades, estiran las piernas en el barandal del acceso; de vez en vez pasa un muchacho practicando jogging, levanta la rodilla izquierda y exhala, levanta la rodilla derecha e inhala. También por aquí entran las piñatas, las cazuelas con comida, los balones, bicicletas y bolsas de carbón de los numerosos paseantes que organizan sus festejos. La fiesta Las familias improvisan un salón de fiesta entre los árboles. Globos de colores blanco y rojo adornan tres altos pinos. Preparan las piñatas de Bob Esponja y el pastel del mismo personaje en la mesa principal. Mientras, los niños juegan futbol con una portería improvisada por dos mochilas. Ésta es el área más verde y frondosa del parque, donde se congrega la mayor cantidad de familias. Además de árboles, los paseantes disponen de pistas de bicicross y motocross, estadios de futbol y beisbol, canchas de basquetbol, domo de box y lucha libre, y dos lagos que parecen espejo. Más adelante, por la calle Gigantes, las áreas verdes disminuyen. El abandono empieza. Juegos infantiles como resbaladillas, columpios y fierros de mesabancos están arrumbados. Los baños apestan a orines, algunos carecen agua y tienen paredes grafiteadas. Por la entrada de la calle Gigantes, donde la nariz duele de tanto polvo, a las ocho de la mañana comienzan a entrar los niños de piernas resecas y moco flojo, sonrientes. Uno llega corriendo con un balón del equipo América. El menor está uniformado de pies a cabeza, con los ojos lagañosos. El árbitro pita y el niño del balón grita “¡cinco!”. En este ingreso al parque están las canchas de futbol de tierra para niños y adultos. Aguas negras Un balón cae a la corriente de agua sucia que divide las canchas de chicos y grandes. Un niño trata de sacarlo entre espuma blanca, botes de jugo y maleza de los árboles. Toma una rama y cambia la corriente del agua hacia él. Repugna el olor de las aguas negras coronadas por nubes de mosquitos que vuelan en el lugar. El niño los espanta con la mano derecha mientras trata de acercar el balón. En esta área no se reúnen familias. Adultos y niños llegan momentáneamente y se van. Sólo vienen a jugar futbol, es domingo y es cuando más personas rodean o juegan en las canchas de tierra. Si fuera un lunes o martes, sería un lugar casi desértico. Los futbolistas dejan el parque a la 13:00 horas, cuando terminan los partidos de futbol llanero. Polvaredas espantan a los jugadores y salen poco a poco, hasta que queda casi desértico como entre semana. Más tarde comienza el futbol femenil. Y vuelve a ser domingo en las canchas de tierra. A las 18:00 horas, las familias empiezan a dejar las áreas verdes con el rostro manchado por el sudor y tierra, los niños cargan pelotas y bolsas de comida, van saliendo por la entrada principal. Botes de refresco y platos desechables quedan desparramados dentro del parque. Algunas familias recogen su basura y la depositan en el basurero. Sudando o riendo, con los ojos caídos o bostezando; en camión o en autos, las personas dejan el parque. Más adelante, en la segunda parte del parque, pasando de Guadalajara a Tonalá, está un auditorio y canchas de futbol empastadas. Esta sección es casi ajena al sitio de esparcimiento. Los árboles son sustituidos por carros chatarra, como si se tratara de un corralón. De todos los colores y marcas. Viejos y seminuevos. En esta zona no se distingue qué día es. Siempre es el mismo escenario. Como si no pasara nada. Al anochecer, disminuye el olor a pino y a flores frescas del amanecer. Cuando el Sol se mete, el Parque de la Solidaridad retoma su pútrido olor a aguas negras y suciedad. EL INFORMADOR/ITESO/Luis Enrique Morales Ruiz Temas Municipios Lee También Viernes de tormentas en Guadalajara; aparecerán a esta hora Pronostican lluvia para Guadalajara este jueves 9 de octubre Así amanece Vallarta tras fuertes OLAS por "Priscilla" (FOTOS) Guadalajara espera lluvia a esta hora del miércoles Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones