Mujeres entregadas al escenario

Primera de seis partes

GUADALAJARA, JALISCO (24/ENE/2011).- Estas mujeres aman la Guadalajara de Pepe Guízar. Son artistas. Lo que las hace construir una manera particular de relacionarse con la urbe o de relacionarse con su arte en esta urbe. No es fácil hablar de la cuna y más aún porque para algunas de estas chicas, crecer significó irse. Historia trillada de las biografías poéticas, sólo que en éstas, las protagonistas son nuestras vecinas de Las Águilas, Santa Tere, las compañeras de la prepa cinco, la amiga de la amiga que estudió en el ITESO. Mujeres rompe-moldes en una ciudad que se las da de conservadora, en donde amamos la torta ahogada y odiamos el transporte público. Donde tenemos alma de provincianas, salvo cuando llega la Feria Internacional del Libro con sus invitados especiales.

Las artistas aquí entrevistadas pertenecen a la generación productiva de hoy en día (con una edad de entre 30 y 40 años), y en términos artísticos (teatro, danza, video, cine) su carrera comenzó en épocas donde –y ellas lo dirán– no existía el abanico de opciones educativas y laborales que hoy podría ofertar una ciudad que alberga el festival internacional de cine más destacado del país. Somos contradictorios y, algunas de estas mujeres –como buenas tapatías– también. Así, con el optimismo propio de un año que comienza, este abanico femenil expone sus deseos, su carrera, sus dolencias y también muestra su corazón ante el panorama nacional de violencia de un México que adoran.

El 2010 se fue y aún huelen las colillas de la fiesta. En el ámbito del arte, fue el teatro el más golpeado; falleció el maestro Héctor Mendoza, precursor del teatro de vanguardia, también la dramaturga y maestra Perla Szuchmacher. Ambos figuras clave del teatro contemporáneo en México. La comunidad todavía no se repone de las pérdidas de los jóvenes actores jaliscienses Arcelia Maisterrena y Cristian Katapú. Curiosamente, los estados límite y los golpes más fuertes muestran lo mejor de los seres humanos. En palabras de la actriz Susana Romo, “nos toca no guardar silencio”, afortunadamente dice Circee Rangel está el arte “y la alegría de quienes lo hacemos”. Todo, encuentra en estas voces ese ilustrísimo sentido. “Como artista ése es mi trabajo” dice Gizeth Galatea, “mostrar las alternativas de una nueva forma de vida”, lo subraya en el último renglón de sus respuestas.
A esta serie por entregas, se suman representantes jaliscienses de la danza como Bárbara Luna, directora del Congreso Internacional de Jazz en Morelia, o actrices de teatro como Susana Romo, quien volverá a la dirección teatral luego de Adiós querido Cuco, o Lorena Rossete, directora del Talent Campus Guadalajara dentro del FICG 26; todas construyendo un equipo que moldea un espíritu. Guadalajara no está sola, las tiene. Algunas desde lejos, porque aunque se puedan entender las justas dimensiones, no sólo Brasil arrancó el año con un espíritu femenino, México tiene sus musas y algunas de ellas son tapatías y son artistas.

Dolores Tapia

Gizeth Galatea
Actriz de teatro, cine y tele
La seguridad no es un tema novedoso
En el difícil 2010, Gizeth Galatea regresó al teatro luego de 10 años de ausencia y esto fue con la puesta en escena LLUNA del dramaturgo mexicano Jaime Chabaud, presentada en el pequeño teatro de La Gruta en el Centro Cultural Helénico en la capital. Aunque sus inicios tapatíos fueron teatrales, cuando emigró al DF se involucró en el ámbito televisivo y cinematográfico. Ha participado en películas como Propiedad Ajena así como Los Plateados. Recientemente participó en la exitosa temporada de Las Aparicio, que protagonizó la también tapatía Liz Gallardo. Este 2011 se estrenará como productora de teatro para niños.

Gala tiene 34 años y creció “en un barrio muy duro de la ciudad de Guadalajara, aprendí a cuidarme por los cuatro lados y sólo me sentí segura cuando abandoné mi país” dice, haciendo alusión a sus años de vida en Londres, a donde se fue antes de radicar de manera definitiva en la Ciudad de México. A Guadalajara no ha regresado aunque fue aquí donde comenzó sus estudios en la desaparecida escuela de Teatro de Xalisco, así como en la de Televisa. “La seguridad es algo que no he sentido en mi país, ni cuando era pequeña (…) a nadie le importa hasta que es tocado directamente” señala “y mientras la conformidad y la no conciencia estén presentes en cada mexicano, esto seguirá empeorando (…) Creo que cada quien tiene el Gobierno que se merece” señaló.

Gala subraya la dificultad de lograr ser actor destacado en México. Ella misma se ha visto en la disyuntiva de seguir o abandonar. Hoy por hoy “termino el año feliz y reconfirmando que amo lo que hago”, pero destaca que llegó a la Ciudad de México hace más de 10 años cuando no existían las figuras de Diego Luna y Gael García en el panorama cinematográfico del país. Lo que ha provocado, dice, que muchos jóvenes piensen que las cosas son como no son. “Es mucho más difícil. Ellos son la excepción en este país, no la regla” dice Gizeth como respuesta ante una realidad nacional, de jóvenes emigrando al DF en busca de estrellato.

En nuestro país hay miles de actores que no están en la pantalla grande ganando premios, si no que luchan por prepararse todos los días (es una carrera que no termina), hacen pruebas sin tregua hasta que los llaman y luego, si sí los llaman, habría que ver si el proyecto tiene exposición o éxito. “No es tan fácil -dice- llevo años en esto”.

Susana Romo
Actriz y directora
Percibe a la comunidad artística más abierta y cansada de los vicios del pasado
La constante en la carrera de Susana, ha sido la dedicación. Su formación fue imprescindible. Por su historia y su condición desde muy joven tuvo acceso a una calidad de información que no tenían ni tuvieron muchos actores de su generación. Ella formó parte de la Compañía de Teatro de la UdeG, cuando sólo dicho grupo podía acceder a talleres, cursos y maestros de niveles respetables. Mientras otras emigraban, Romo se partía el lomo de manera más bien local.

Para ella la creación no puede hacerse por “designio divino”. Actuar significa trabajar. En 2010 debutó como directora con Adiós, querido Cuco, un trabajo para niños en el que se aborda el proceso del duelo. “Tuve la fortuna de tener a mi lado a la maestra Perla Szchumacher que me enseñó por principio la generosidad que se necesita para vivir del y por el teatro y por supuesto la lucha por el reconocimiento a la dignidad del teatro para niños. En esta generación lo que yo percibo -en la comunidad teatral- es un hartazgo de una serie de peleas y broncas de los hijos de Sandoval”.

El director Rafael Sandoval fue maestro (no el único, pero sí el iniciador de la formación) de directores destacados del teatro local como el propio Fausto Ramírez, el señor Javier Serrano, Ricardo Delgadillo, Carlos Maciel, Víctor Castillo y muchos teatristas más. “Veo una necesidad de diálogo mucho más expresa. Una necesidad de estar, de acompañar, de respetar”, señaló Romo. Ella quería dirigir cine o hacer periodismo. Pero se enamoró del teatro. “Nos toca gritar, denunciar, no guardar silencio, abrir canales de comunicación civiles donde el respeto por las ideas y las diferencias sean la regla, seguir empujando proyectos culturales que permitan bajar los índices de violencia entre los niños y niñas, entre los jóvenes y así logremos rescatar la siguiente generación”.

Circee Rangel
Actriz de cabaret
Para enfrentar esta realidad, dice, existe el poder transformador de los actores
Este 2011, señala, “tendré menos tortillas, menos gasolina, pierdo cada vez más la confianza en la justicia mexicana, pero cierro 2010 haciendo lo que me gusta, amando cada vez más a mi hijo, al teatro, a mi familia, a mis amigos, a mi doloroso país”.

Rangel se formó en DF y es tapatía por decisión. El pasado 2010 vio cristalizarse el proyecto Mexican Rainbow, un espectáculo mega cabaretero al que le invirtió Cultura UdeG y que capitaneó Rangel junto con Hernán del Riego. Esta actriz tiene 38 años y sus inicios datan de 1989, cuando el director Rafael Sandoval estaba al frente de la Compañía de la Universidad de Guadalajara. Sus últimos años en DF fueron marcados por la influencia de Ana Francis Mor (cabaretera, directora de teatro y dueña de El Vicio, espacio alternativo, anclado en Coyoacán). Llegó a Guadalajara poco después “y ya no me fui, me di cuenta que no habíamos evolucionado nada en términos sociales, teatrales y políticos (…) así que hice un proyecto que mandé al FONCA y salió beneficiado”.

Gracias a eso, en el año 2005 Rangel fue la responsable de que un grupo de actores, fascinados por lo irreverente de la idea, colaboraron en un proyecto en el que al lado de la Basílica de Zapopan y con banda municipal incluida, interpretaban al Cardenal y al mismo Arturo Zamora, quienes muy jocosos bailaban con unas monjas guaruras en un auditorio lleno de un público hilarante que no podía dar crédito a lo que escuchaban y veían.

A Circee le preocupa su país, su ciudad, su entorno social. “Es una agonía atroz la de mi país y aquí estamos metidos todos. Afortunadamente está el teatro y la alegría de quienes lo hacemos. Por suerte están las palabras y su poder transformador a través de la emoción de un actor o una actriz. Esa es mi apuesta para 2011. Que aunque sea un uno por ciento de las personas que jamás irían al teatro (porque no saben cómo acercarse, porque está muy lejos de su casa, porque creen que es muy caro, porque en realidad es muy caro…) se acerquen a él, o hay que seguirles acercando el teatro como una guerrilla cultural para contrarrestar el miedo y la violencia”.