Sábado, 18 de Mayo 2024
Deportes | Por Luis Hernández

La excepción a la regla

Respeto ganado a pulso

Por: EL INFORMADOR

El hecho de que Lorena Ochoa haya decidido hacer un alto en el camino nadie lo veía venir. Ni remotamente pasaba por la cabeza la idea de que fuera en el año 2010 -y no en el 2012- cuando la golfista mexicana dijera adiós a la LPGA.

Pero así fue. El paso de Ochoa por la gira femenil, de tiempo completo, vivirá su episodio final a partir del 29 de abril, en el Tres Marías Championship, con sede en Morelia (siempre y cuando no hagan otra jugada maestra de aquí al viernes, cuando la tapatía comparecerá ante la prensa en la Ciudad de México).

Ojo, que a nadie le sorprenda el hecho de que Lorena ponga a un lado el golf, y dedique su tiempo a la familia y a sus diversas actividades altruistas. Porque ya lo había advertido en más de alguna ocasión, sus prioridades estaban claras. Y el deporte no estaba en el número uno de la lista.

Ochoa es la única persona adecuada para darle el “timing” a esta situación. Para evitar que las cosas se salieran de control, y que el balance en su vida no corriera peligro.

En cuanto a lo deportivo, la profesional mexicana cumplió su objetivo. Llegar a ser la número uno del mundo. No le salió barato.

Además de los sacrificios propios del oficio, como son las horas eternas de prácticas y el estar lejos de los seres queridos, tuvo que toparse con un monstruo del campo, como es Annika Sorenstam. Y eventualmente, con el paso del tiempo la mexicana logró domar a dicho monstruo.

El éxito de Lorena se palpó desde su época en los torneos infantiles. Se incrementó cuando llegó a la universidad, y se consolidó en el momento que saltó a las filas profesionales -recuerde su paso, en 2002, por el Futures Tour, donde jugó solamente 10 torneos, ganó tres... ¡y le alcanzó para ser la líder en ganancias!-.

Dicho éxito ha dejado un “estándar” muy alto para las demás profesionales mexicanas, que sin querer sufren la consecuencia de los logros constantes de Ochoa: pese a tener éxito al jugar en el Futures o calificar a “Majors” como el US Open, bajo la óptima de muchos eso resulta insuficiente. Y créame, que no es justo.
En cuanto a Ochoa como persona, se le deben agradecer muchas cosas.

El simple hecho de que se preocupara por sus labores altruistas, como la creación del centro La Barranca, donde imparten educación a niños de escasos recursos, habla de la nobleza que la caracteriza.

O la forma en cómo trataba a la gente. Tenía una memoria privilegiada para recordar los nombres de sus fans, aunque pasaran varios años sin verlos. ¿Qué me dice de los desayunos que les hacía a los trabajadores mexicanos en los campos de golf estadounidenses? (donde era víctima de la “carrilla” por sus preferencias atlistas.

Ochoa puede estar tranquila. Disfrutar de su familia, establecer una nueva agenda. Y disfrutar de los recuerdos acumulados con el paso del tiempo, consciente de que se ganó a pulso un lugar en la memoria de la afición.

Correo electrónico: luis.hernandez@informador.com.mx

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