* Vedettes

No dejan de ser, por decirlo de alguna manera, piedritas en el arroz...

*

Primero fueron las reacciones que suscitó el anuncio de que Jonathan dos Santos quedaba al margen del grupo definitivo. Jugadores, críticos y aficionados lo sabían: de la lista preliminar sobraría un nombre, y la decisión correspondería al técnico. El papelón de Zizinho --el padre de Jonathan--, al hacer declaraciones despectivas para el “Tri” y ofensivas para Javier Aguirre, incubadas en el hígado y no en el cerebro, hizo que aquéllas se revirtieran en su contra: como siempre que una discusión se lleva al terreno de los insultos, éstos pintan de cuerpo entero la miserable estatura moral de quien los lanza y desdicen más del remitente que del destinatario.

Después fueron los comentarios tendenciosos de los “expertos” que arremetieron contra el “Vasco” porque, con hechos, parece preferir, para el marco, al “Conejo” Pérez sobre Guillermo Ochoa y Luis Ernesto Michel, dueños de trayectorias por demás respetables... y de la popularidad que representa militar en los equipos más publicitados y taquilleros de México.

Finalmente --hasta ahora, al menos--, el afán de los “especialistas” por calentar la cabeza de Andrés Guardado y por su manejo, magistralmente insidioso, del “tirabuzón” para envenenarle a éste la sangre al efecto de sacarle respuestas estridentes y espectaculares: puesto que el técnico nacional ha encontrado en Efraín Juárez al jugador idóneo para realizar, con solvencia muy apreciable, una función táctica de suma importancia, que implica la versatilidad que le permite ser un defensor eficiente cuando la pelota se pierde y un atacante incisivo cuando la pelota se gana, los maestros en el arte de amarrar navajas encontraron la manera de inocular en el jugador, supuestamente marginado sin razones válidas, el virus del resentimiento y la frustración... Andrés mordió el anzuelo. Y aunque hizo declaraciones en el sentido de que al técnico corresponde la responsabilidad de tomar las decisiones y a los jugadores el deber de respetarlas y acatarlas, también aprovechó el viaje para dar a entender que, entre sus prioridades, el interés porque el Mundial en puerta se convierta en un escaparate para su promoción personal, compite con el afán porque México --como dice la muletilla cansina y fastidiosa-- “trascienda”...

*

No andaba tan perdido, por lo visto, Albert Camus, cuando decía que “El futbol me ha enseñado cuanto sé sobre la moral de los hombres”.