* Una de cal...

A cambio de las tres recientes de arena, una de cal a favor de quienes manejan a la Selección Mexicana de futbol...

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A manera de preámbulo: en sus tiempos como técnico de la Selección Nacional --década de los setentas, en números redondos--, un día, en un partido de preparación, con el Estadio Azteca pletórico, Raúl Cárdenas llamó de la banca a un jugador (“de cuyo nombre...”) para hacer un cambio. Como era obvio que ese jugador reemplazaría a uno de los idolitos --así: con minúscula-- de la época, esa cosa a la que llaman “el respetable” manifestó su desaprobación con una estentórea silbatina. Cárdenas se acercó al jugador que entraría, y le dijo: “Mire, Fulanito: una oportunidad como esta hubiera querido tener yo en la vida: entre, juegue como sabe, y tápeles la boca a esos cien mil que están en contra suya...”.
El jugador en cuestión, al final del encuentro, salió entre aplausos.

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Entrando --ahora sí-- en materia: los dirigentes de la Selección Nacional anunciaron, ayer, la lista de jugadores convocados para el encuentro del próximo 12 de octubre ante Venezuela en Ciudad Juárez. En la lista aparecen los once jugadores que fueron multados a raíz del escándalo con que se epilogó la más reciente concentración del “Tri”, no obstante la difusión, en días pasados, de una carta remitida por Rafael Márquez y supuestamente firmada por sus compañeros de batalla... y de botellas.

El partido, en rigor, es tan intrascendente como los recientemente disputados por el “Tri” ante España, Ecuador y Colombia: no hay competencias formales en puerta; estamos a medio camino en el torneo doméstico, y, además, ni siquiera hay un técnico nacional designado, tras el cese, renuncia o finiquito de común acuerdo con Javier Aguirre después del Mundial de Sudáfrica.
Sin embargo, desde otra perspectiva, se trata de una dorada oportunidad de que los jugadores que han sido blanco del escarnio popular --la “vox pópuli”, en México, es implacable para traducir sus sentimientos en chascarrillos crueles, pletóricos de mordacidad-- a raíz de los incidentes ocurridos en Monterrey y que se hicieron públicos porque era materialmente imposible esconder tanta basura debajo de la alfombra, regresen, den la cara, enfrenten a la gleba... y demuestren que su estatura como profesionales aún está por encima de su prestigio --hoy por hoy bastante bocabajeado-- y de sus flaquezas como seres humanos.