* Tocar fondo

Cualquiera diría que esta tarde, en Monterrey, se escenificará una variante, en versión futbolera, de la novela de García Márquez: “Crónica de una muerte anunciada”.

Sería necio cerrar la puerta a la esperanza de que ocurra la sorpresa. Si el Atlas ha labrado, a lo largo de la historia, el pedestal que lo identifica como equipo “gitano”, “caganchesco”, capaz de perder los partidos que teóricamente estaban hechos para ganarse... pero capaz, en compensación, de ganar partidos que parecían perdidos de antemano, ¿por qué descartar la posibilidad de que la campanada de la octava fecha del Torneo de Apertura corra por su cuenta, y no, en cambio, del Querétaro como visitante del Cruz Azul, o del Necaxa en la cancha del Santos Laguna, o del Jaguares que pisará por primera vez la polémica cancha de las “Chivas”...?


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Sin embargo, si se hacen efectivas las previsiones de la mayoría de los observadores y el Monterrey hace honor a su calidad de favorito, porque es mejor --los números así lo proclaman-- y porque tiene la ventaja adicional de ser local, es previsible que durante la próxima semana se activen nuevamente las alarmas.

Si llegara a darse la coincidencia entre el previsible descalabro de los rojinegros y algún buen resultado que lograran arañar Necaxa y Jaguares, en el curso de los próximos días ya no se hablará sólo de la racha de ocho partidos --incluido el de esta tarde-- sin victoria, ni se insistirá en que se trata del peor arranque de temporada del Atlas en su tortuoso historial como equipo de Primera División. Tendrá que hablarse, necesariamente, en esas circunstancias, de la creciente amenaza de descenso... aunque prácticamente falta un campeonato y medio (todo el Torneo de Clausura y lo que falta del actual) para que caiga el telón y se escriba esa parte de la historia.


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La conclusión cae por su propio peso: aun si se decide dar por perdido el partido de esta tarde, sería muy saludable si José Luis Mata y Benjamín Galindo, los nuevos mentores del Atlas, convencen a sus jugadores de que sería un error obsesionarse por el resultado de hoy, y que la consigna consistiría en dar un paso al frente con respecto a lo que se hizo hace una semana, ante el Cruz Azul.

Al final de cuentas, suceda lo que suceda, el descenso no se resolverá esta noche.