* Promisorio

Hay consenso: “esto promete...”.

Si es cierto, como luego dicen, que “la primera impresión es la que cuenta”, algo de bueno tendrá, muy probablemente, este año que desde que estaba en el vientre materno ya se anunciaba, por cuenta de los profetas de desastres que nunca faltan, como “de crisis”. Ese ángulo amable, si las cosas siguen caminando por donde apuntaron los primeros pasos, apenas el pasado fin de semana, será el flamante Torneo de Clausura.

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La cantidad de goles (33) que se anotaron en la primera jornada, fueron tomados en cuenta como un indicio promisorio. Para el aficionado común, por más que se apele a la literatura, difícilmente puede merecer elogios un empate a cero. En compensación, para ese mismo aficionado, un empate a tres, como los que se registraron el sábado en el Estadio Jalisco o el domingo en “La Bombonera”, difícilmente puede ser calificado como mediocre. Y si el resultado en cuestión tiene, adicionalmente, el ingrediente de las volteretas (el Guadalajara que primero ganaba por 2-0 y luego perdía por 3-2 ante el Cruz Azul, por ejemplo), en que da la sensación de que la diosa Fortuna coquetea, alternativa y descaradamente con los dos protagonistas..., tanto mejor.

A un empate a tres goles, como al caballo regalado, no se le busca el colmillo.

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Puesto que los goles vienen a ser la salsa en los platillos futboleros, pocos reparan en que eventualmente haya en ellos más de yerro de los defensores que de genialidad o simple acierto de los atacantes.

Dicho de otra manera: los goles --salvo excepciones que, en todo caso, confirman la regla-- nacen libres de la mancha de pecado original.

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Dos empates a tres tantos y las goleadas del Monterrey al Puebla y del Pachuca a Tigres, más las victorias de Pumas sobre Necaxa y de América sobre Santos Laguna, ambas en calidad de visitantes, calentaron el caldero desde las primeras escaramuzas.

Otro tanto hay que decir de las pinceladas de genialidad que tuvieron algunos goles de la primera jornada: el de Sinha, primero del Toluca, o el del “Negro” Sandoval, tercero del Monterrey, por ejemplo. O del protagonismo que tuvieron, en el aspecto individual, algunos actores del primer acto de este que será --como todos sus hermanitos-- kilométrico sainete: Cabañas con el América, Pereyra con el Atlante, Ochoa con las “Chivas”...

Lo dicho: esto promete.