* Nostalgia

La jornada sabatina en el Estadio Jalisco tendrá algo de reto, algo de morbo... y algo de nostalgia.

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De reto: en las dos salidas cumplidas en lo que va del Torneo Bicentenario, el Guadalajara ha superado, con creces, las expectativas de sus propios simpatizantes. Éstos celebraron el retorno del “Bofo” Bautista al redil, en calidad de hijo pródigo, aunque hasta ahora haya tenido mínimas y aún irrelevantes actuaciones, como corresponde a un jugador que en el precedente Torneo de Apertura sólo había tenido ocasionales e intrascendentes apariciones con los Jaguares de Chiapas. En cambio, hicieron un drama de dimensiones shakesperianas con el intempestivo rompimiento de la directiva con Ramón Morales, uno de los jugadores-símbolo del equipo. Las victorias de las primeras jornadas, sobre Toluca y Tigres, por nítidas tanto en la cancha como en el marcador (idénticos marcadores de 3-1), reconciliaron al “Rebaño Sagrado” con sus incondicionales... Y el reto, obviamente, consiste en que esta noche se consiga algo que, honestamente, no estaba en el más optimista de los escenarios de la fanaticada: tres triunfos consecutivos... más los que aún faltan.

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El morbo: el rival, Estudiantes Tecos, comenzó la danza con el pie izquierdo: primero cayó ante Jaguares, como visitante, y luego hizo otro tanto ante el Puebla, como local. Tenía el consuelo de que en el preámbulo del certamen —el Torneo Interliga— había desempeñado el papel de “El Patito Feo”: sin ser el favorito, ni mucho menos, sacó boleto para la repesca rumbo a la Copa Libertadores. Pero entonces vino lo malo: ante el Juan Aurich peruano —que no es precisamente una aplanadora— se quedó por debajo de las previsiones, y rindió cuentas mochas (2-0 adverso) en el juego de ida... Los zapopanos, en consecuencia, llegan al partido de esta noche condenados al triste papel de carne de los leones.

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Y la nostalgia: los pocos sobrevivientes que aún quedan de la inauguración y los muchos que han pasado la mayor parte de su vida vinculados con el Estadio Jalisco, por las amables veladas que ahí han pasado, recordarán muchos episodios entrañables de su propia historia... y lamentarán que los actuales herederos de los visionarios que dieron una casa digna al futbol de Jalisco, no hayan discurrido nada apropiado para celebrar las Bodas de Oro del inmueble que un día como mañana —domingo también, por cierto— abrió sus puertas por primera vez.