* ''Mejoría''

Si se enfrentan, como sucedió la noche del sábado en el Estadio Jalisco, el mejor y el peor equipo --Cruz Azul y Atlas, respectivamente-- de una competencia que gradualmente va tomando forma, pueden suceder dos cosas: una, normal; otra, sensacional. Si gana el mejor, no habría noticia; si ocurre lo contrario (variante del añejo precepto: “Si un perro muerde a un hombre, no es noticia; si un hombre muerde a un perro, sí”), tendría que hablarse, en caracteres tipográficos descomunales y entre signos de admiración, de “campanada”.

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Al margen del resultado --que hubiera sido diferente si en el resultado no hubieran gravitado, de manera decisiva, por lo menos dos excelentes lances de Chuy Corona en defensa del marco cementero y la pifia de Vidrio que prácticamente regaló el segundo gol a los capitalinos-- e independientemente de los abucheos de los simpatizantes del Atlas al equipo de sus frecuentes amarguras y de sus ocasionales alegrías, el cuadro rojinegro mejoró notoriamente con respecto a su comportamiento en las primeras jornadas del certamen.

Aunque careció de contundencia, el Atlas, en efecto, acusó progresos. Con todo y que Achucarro, primero, y el “Chango” Moreno, después, fueron sendos ceros a la izquierda que tuvieron a su equipo, prácticamente, en inferioridad numérica hasta que el silbante, al expulsar a Cervantes, equilibró las cosas, los rojinegros, a partir de que el colombiano Michael Ortega se acomodó en la cancha y demostró que tiene personalidad, dinamismo y talento para ser el alma del conjunto en el aspecto ofensivo, jugó sin complejos ante un rival de indudable jerarquía.

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Suponer, sin embargo, que de la mejoría derivada de dos semanas de trabajo a raíz de que José Luis Mata --un técnico bisoño-- reemplazó a Carlos Ischia en el puente de mando, pudiera darse la referida campanada, era ilusorio. Igualmente