Deportes | Por Jaime García Elías * Magistral A propósito por Jaime Elías García Por: EL INFORMADOR 14 de diciembre de 2009 - 07:02 hs Para el Monterrey, otra estrella --la tercera-- en los blasones; para el Cruz Azul... otra decepción. * El tiempo, en la verdadera Final, jugó a favor del Monterrey. O, si se prefiere, Víctor Manuel Vucetich planteó el partido a la conveniencia de su equipo... A partir de la premisa de que el gol de ventaja del partido de ida (4-3) le ponía en las manos el mango de la sartén, y de que la obligación de correr riesgos correspondía al rival, el timonel de los reyneros conjugó magistralmente un verbo que domina: especular. Fue especular dejar la pelota al rival; cederle el medio campo; encomendar a ocho jugadores, funciones primordialmente defensivas; colocarlos en los 40 metros más próximos al marco; reducir al mínimo el posible centro en busca del cabezazo de Villa; encimar al rematador por excelencia de los “Cementeros” para incomodarlo... En el otro aspecto, encomendar a Suazo y De Nigris una doble función: por una parte, impedir que el rival se lanzara al abordaje con todas sus piezas; por la otra, tratar de capitalizar --como de hecho sucedió-- el desequilibrio táctico del Cruz Azul, más notorio a medida que el tiempo se agotaba y que las exigencias (hijas de las circunstancias) apremiaban. * El resto de la historia, como la consignarán los cronistas, es anécdota: los disparos de Villaluz y Pinto al travesaño; el jalón de Galindo a Ortiz en el área, impune por un ostensible error de apreciación del silbante Marco Antonio Rodríguez... Lo que consta en actas es la solvencia del Monterrey, primero, para resistir el asedio y el bombardeo previsibles, y luego para transportar al marcador dos de las pocas oportunidades netas que consiguió generar. Ambas, por cierto, con Suazo como el gran protagonista: la primera, porque el servicio del “Chupete” fue el clásico “medio gol” al que un Aldo de Nigris en estado de gracia sólo tuvo que poner la rúbrica; la del segundo, porque la definición del contragolpe fue de crack: el galope resuelto para llegar a la cita con el balón, a las espaldas de una defensiva dislocada, con un paso de ventaja sobre Corona, y la definición --modelo de frialdad-- sencillamente impecable: el atacante, hecho un bólido, por un lado del arquero; el balón, rodando como un cascabel que se cae de la mesa en que juega un niño, por el otro. * ¡Así se juega una Final...! Temas A propósito Jaime García Elías Lee También Naasón, Covarrubias, Omar… Harfuch y los medios Gobierno federal refuerza combate a extorsión y desapariciones Sociales: André e Isabella reciben la Primera Comunión en familia Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones