* Futbol “feo”

Curioso: por lo que se desprende de la retroalimentación que ofrecen algunos medios de comunicación, muchos simpatizantes del Guadalajara festejaron la victoria de las “Chivas” sobre el América, la noche del miércoles en Kansas City, como si correspondiera a la final del campeonato y no a un intrascendente encuentro amistoso; después de la celebración, cerraron el paréntesis de euforia para volver a los desgarramientos de vestiduras por la contratación, anunciada unas horas antes, de Raúl Arias como timonel rojiblanco.

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El común denominador de las lamentaciones de los “Chivas... y qué”, tiene que ver con la fama del antiguo jugador y ahora flamante pastor del “Rebaño Sagrado”, por obra y gracia de algunos “expertos”, como responsable de que sus equipos jueguen “feo”...

De las declaraciones del propio Raúl se desprende que, una vez que Alberto Guerra --flamante miembro del “Consejo consultivo”-- lo convenció de la pertinencia de poner al enfermito en manos del doctor Arias, éste le dio al patrón un curso intensivo de futbol; lo hizo entender, de entrada, que en el futbol, como en la vida, el cómo ser es accesorio, y que lo prioritario es el ser. Lo hizo entender, después, que el juego tiene dos momentos. Le explicó que cuando el balón es del adversario, hay que defender; que cuando es propio, hay que atacar. Le aclaró que es absurdo ponerse a ondear en la cancha la colorida bandera de la “filosofía chiva” cuando hay que aplicarse a despojar al rival de la pelota, o a tomar las medidas conducentes a evitar que haga daño con ella. Lo convenció de que el triunfo es el argumento supremo a favor de un equipo; de que un equipo ganador, de ordinario tendrá a las masas de su lado, y de que los aficionados dan la espalda a los perdedores contumaces..., y que, en fin, nadie se traga el cuento chino de que ya se inventó --e incluso de que se vende diluido en agüitas edulcoradas-- el sucedáneo para la victoria.

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Falta el resto: que Arias convenza también a la crítica. Por lo pronto, desde que se anunció su contratación ya dio el primer paso, cuando expresó que los periodistas tienen la obligación de hacer preguntas... pero no tienen la obligación de saber de futbol.

(Sólo le faltó agregar que “el que entendió, entendió”... Pero, viéndolo bien, ni falta que hace).