* Frustración

En tierra de ciegos... el tuerto será rey.

De los cuatro semifinalistas, uno —el Monterrey— fue capaz de conseguir el boleto y de alcanzar el reconocimiento de la crítica por su capacidad para aprovechar las circunstancias propicias del partido de ida —la expulsión de Ramón Morales, sobre todo— y por la inteligencia aplicada para rescatar en el de vuelta el resultado que le asegurara el pase.

Los tres restantes —Cruz Azul, San Luis y Santos Laguna— llegaron a la antesala de la Final... “de panzazo”.

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En dos de los casos, además, quedó la sensación de que hubo yerros arbitrales del género de los escandalosos y de la especie de los imperdonables, que resultaron determinantes. En el San Luis-Toluca, la carga de Guerrero sobre Paulo da Silva en el área, por detrás, en el último minuto, que el silbante Roberto García optó por ignorar. En el Santos Laguna-Necaxa, el choque del “Gato” Ortiz, prácticamente inevitable, sobre Benítez, tras quedarse corto al buscar un centro al corazón del área, que Mauricio Morales, rigorista, decidió sancionar con la pena máxima.

Al margen de que las pifias arbitrales son inherentes al futbol —“gajos del oficio”, diría la naranja—, también se impone decir que Toluca y Necaxa corrieron el riesgo de tener que llorar como mujeres lo que no supieron ganar con argumentos ofensivos.

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De los que ya se fueron, uno había sido el gran animador del campeonato durante la fase clasificatoria: el Guadalajara. Y aunque el relativo fracaso que representa su eliminación se interpreta lo mismo desde los terrenos de la lógica (la inferioridad numérica en que quedó desde el primer tiempo del partido de ida ante Monterrey) que desde los de la magia (“la maldición del liderato”, como dijo algún imaginativo), lo cierto es que la competencia se quedó sin su protagonista por excelencia, en parte por su popularidad avasalladora, pero, sobre todo, porque se calculaba que la “Liguilla” sería terreno propicio para revalidar lo que se hizo durante las 17 fechas del preámbulo del verdadero campeonato.

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Ya hay especulaciones con respecto al futuro próximo de las “Chivas”, por cierto...

De entrada, esperar si, además de las ya anunciadas como seguras —la de Omar Bravo para irse a España y la del “Maza” Rodríguez para volar a Holanda, y las tentativas de Reynoso y Magallón—, hay otras bajas en el plantel. A continuación, las decisiones que eventualmente tomen los dirigentes —por ahora más preocupados por otros asuntos que por la marcha del equipo en las instancias decisivas del certamen— a raíz de descalabros que seguramente no estaban en la agenda, con el subrayado de que un aparato defensivo que se venía caracterizando por su orden y su eficiencia, de repente se  desconchinflara hasta el extremo de admitir, en sólo dos partidos, la friolera de ocho goles. Finalmente, esperar a que los reemplazos de los que se vayan pasen, en su momento, la prueba del ácido.