* Festejos

Hubo consenso: con todo y sus “asegunes”, mereció tanto el espacio como el tratamiento que le dieron los medios, el 4-0 con que la Selección Mexicana se impuso a su similar (es un decir...) de Haití, en el partido por el boleto a la etapa de semifinales de la Copa Oro.

Empero, también hubo ponderación. Una victoria tan amplia, en un duelo entre rivales tan disímbolos, no puede servir de pretexto para darle vuelo a la hilacha con los festejos...

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Las celebraciones, en todo caso, vendrán al caso... si se superan los dos siguientes obstáculos y se conquista la Copa Oro. Y no tanto por el trofeo en sí, dicho sea de paso, puesto que se trata de uno de los certámenes internacionales más trespeleques del calendario anual de competencias auspiciadas por la FIFA, cuanto porque la conquista de marras implicaría victorias sobre Costa Rica en la etapa de semifinales, y sobre Estados Unidos u Honduras --los protagonistas de la otra semifinal-- en el duelo decisivo. Y como esos vecinos del área de la Concacaf son, hoy por hoy, para el “Tri”, los enemigos a vencer en la lucha por un boleto para el Mundial del año próximo en Sudáfrica, haberlos doblegado en el certamen que se disputa en canchas estadounidenses, será, en su momento, un golpe de efecto, en el aspecto sicológico, a favor de Javier Aguirre y sus danzantes.

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Queda claro: México participa en la Copa Oro con un equipo alternativo: algo que se explica, entre otras cosas porque el técnico nacional no sólo está en su derecho sino que tiene la obligación de probar con otros jugadores, a la vista de las decepciones que han coleccionado, en lo que va de su “era” y en las de sus dos antecesores --Hugo Sánchez y Sven-Goran Eriksson--, los seleccionados mexicanos. Si los consagrados (“Según San Lucas...”) ya demostraron reiterativamente su ineficacia, Aguirre tiene que buscar por otro lado la solución a sus problemas.

Se da por descontado que también ticos, catrachos y estadounidenses están en la Copa Oro con sus selecciones “B”. Sin embargo, como la historia se limita a consignar el nombre del vencedor y no reserva espacios para dejar constancia de las circunstancias atenuantes, quien consiga el título de ese certamen llegará, por lógica, fortalecido en el aspecto anímico a la recta final de la eliminatoria.

Así que...