* Carambola hecha

Váyale sumando, señor...

1.- El Atlas venció al Lanús en calidad de visitante.

2.- Lo hizo sin dejar el menor margen para la duda con respecto a la legitimidad del resultado: el gol de Marioni, a los 37 minutos, fue, con mucho, la jugada del partido: un remate de fantasía, al que pondría la rúbrica, con gusto, Messi, Ronaldinho, Kaká, Cristiano Ronaldo u otro cualquiera de los aspirantes actuales al título de mejor futbolista del mundo. Y después, cuando se trató de preservar la ventaja, aun sin realizar una obra maestra de trabajo defensivo —o simplemente destructivo—, lo hizo con orden y bravura; con eficacia, en una palabra.

3.- La victoria rojinegra representó, adicionalmente, la ruptura de la aureola de invicto que había mantenido el Lanús en la ronda de grupos de la Copa Libertadores. Representó, en consecuencia, devolver al equipo argentino a su realidad: ponerlo a tono con su calidad actual —pese a su etiqueta de campeón defensor—, de sotanero de la clasificación en el campeonato pampero.

4.- El partido de vuelta, el martes próximo en el Estadio Jalisco, tendrá al Atlas como favorito por amplio margen.

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Suma total: como no se conjuguen la catástrofe (una debacle de los rojinegros) con el milagro (una metamorfosis espectacular del Lanús), prácticamente puede darse por hecho que el Atlas avanzará, cuando menos, a la fase de Cuartos de Final del torneo más prestigioso del continente.
Esto, pues, ya huele a carambola hecha...

Para el siguiente capítulo, aunque el rival —si se cumple la previsión que ha tratado de cimentarse en argumentos lógicos— será de otro nivel, los rojinegros llevarán, en cualquier caso, una cierta ventaja: que, por la posición que tuvieron en su grupo, cerrarán como locales la serie ante el vencedor del “partido de 180 minutos” que Boca Juniors de Argentina y Cruzeiro de Brasil comenzarán a disputar hoy.

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Si el Lanús no consiguió llegar demasiado lejos en su afán de ser candil de la calle sin dejar de ser oscuridad de su casa, es de temerse que otro tanto suceda hoy con el América. Un equipo casado con el fracaso, que hace de la derrota una rutina, como ocurre actualmente con los capitalinos, difícilmente realiza un “volantazo” que se traduzca en un giro de 180 grados.

Pedir, hoy, un triunfo americanista, es el clásico pedir peras al olmo.

EL INFORMADOR/ Redacción/ EMD   30/ 04/ 08