Rosario Sánchez espera turno para subir a la bicicleta con tantas ansias que, al iniciar el recorrido ciclista, se cae. Dice que fue porque agarró velocidad demasiado pronto, pero igual se carcajea y vuelve a pedalear. Allí, sobre la bicicleta, se siente libre. Recuerda cuando vivía en Colima y la mayoría del tiempo usaba su bici.Ella es una de las alumnas de la Universidad Internacional (UI) que participó en el curso de biciescuela que el Ayuntamiento de Guadalajara ofrece cada semana en el parque Alcalde, como parte de las actividades del Centro de Cultura Vial y Ambiental (Cecuvia).Después de terminar el circuito, diseñado para que las personas aprendan a enfrentar obstáculos, Rosario acude al siguiente módulo. Allí aprende sobre señales viales. Después participa en una actividad lúdica con dados que se parece a las serpientes y escaleras.Los alumnos participan en parejas. Avanzan casillas y leen tarjetas. “Traer audífonos puestos y andar en bici”, dice una de ellas. El equipo debe retroceder. “Usaste la ciclovía para andar en bici por el sentido que corresponde”. La pareja avanza varios lugares.Rosario aplaude el curso, pues le dejó grandes enseñanzas. Sin embargo, el miedo la invade sólo de imaginar que rueda por las calles de Guadalajara. ¿La razón? No todas las personas han ido a ese curso.Ángel Domínguez también estudia en la UI. En la biciescuela aprendió lo qué significa cada señalamiento y cree que ahora es un ciudadano más responsable. Juan Carlos Soriano, quien imparte uno de los ejes temáticos, explica que regularmente los participantes ganan confianza para andar en bicicleta en las calles.La biciescuela del Ayuntamiento comenzó el pasado 25 de abril, y consta de teoría y práctica. Tiene un circuito con obstáculos y una simulación de ciudad para aprender señalamientos dirigidos al ciclista. El juego con cartas es el paso final. El municipio presta bicicletas, cascos y chalecos, y aunque no tiene costo, sólo 51 personas han participado en los tres talleres realizados hasta el pasado 16 de mayo.