El interior del templo de San Francisco luce abandonado. Las bancas están apiladas, el suelo luce deforme, el interior huele a humedad y las grietas dividen el lugar.Representantes de la orden religiosa y especialistas acusan a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) de olvidarse de reparar del inmueble, que está cerrado al público desde marzo de 2017, tras los estragos causados por la construcción de la Línea 3 del Tren Ligero.Guillermo Aceves, especialista en esculturas, afirma que no se ha presentado una propuesta integral para reparar la iglesia, catalogada como de “alto valor histórico y cultural” por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).Alfredo Varela, experto en restauración de monumentos históricos, señala que hay preocupación porque el trazo del tren queda justo abajo del templo. Además, la entrada de la Estación Revolución se construye a menos de 100 metros.El encargado de la reestructuración del templo, Sergio Moya, destaca que el cierre de administración enciende alertas porque los encargados de la construcción de la Línea 3 pueden dejar el proyecto “en la opacidad”. Se solicitó entrevista con la SCT, pero no se obtuvo respuesta.En 2017, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) intervino el templo de San Francisco de Asís con una inversión de siete millones de pesos. En la primera etapa se realizaron trabajos de reparación de grietas, consolidación de muros, sustitución de cantera y reforzamiento en la torre campanario.Pero la inversión y los trabajos, según los especialistas Guillermo Aceves Hernández y Alfredo Varela, se quedaron cortos. Ambos consideran que son “protecciones psicológicas” que no servirían de nada ante un terremoto. Por ejemplo, aseguran que en el caso de la torre las pilastras no están ancladas.En un recorrido realizado por este medio se pudo constatar que la grieta más grande divide la nave central de la iglesia. Aceves Hernández, experto en escultura, explica que hace año y medio su tamaño era de medio centímetro; ahora mide 1.3 centímetros.Los especialistas afirman que las autoridades federales les “han dado largas” a su petición de un proyecto integral de restauración. Para ellos, la solución es hacer más ancho el muro Oriente y unificar la cimentación. También destacan que los trabajos de la SCT fueron “superficiales”.Además han tenido incidentes. El encargado de la reestructuración del templo, Sergio Moya Ortiz, cuenta que en los anexos de la sacristía comenzó a salir mucha agua en mayo de 2017 por el paso de la tuneladora.“Del piso brotó mucha agua. Del suelo, no de arriba. Era agua que no apestaba, de lluvia con arena. Salió del subsuelo e inundó toda la nave”.En marzo de este año, la SCT anunció que repararía la grieta que se observa por todo el inmueble y otras fisuras menores. Se solicitó entrevista con el encargado de la Línea 3, pero no se concretó.El proyecto, además, debe ser validado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) porque el inmueble es considerado de alto valor patrimonial.El encargado de la reestructuración del templo de San Francisco, Sergio Moya Ortiz, dice que los feligreses están impacientes por que todo vuelva a la normalidad.“El culto lo estamos trabajando en Aranzazú, una capilla anexa muy pequeña. Gracias a Dios allí ha respondido la gente, pero esperan que se abra este templo”.Resalta, además, que en Aranzazú la capacidad es mínima, pues mientras en San Francisco los domingos cabían hasta 500 personas, ahora como máximo son 200.“Es un templo muy querido. Aquí nació Guadalajara y su espiritualidad, de aquí arrancó la fe. Aquí se reunía toda la gente, se evangelizó y salieron los grandes evangelizadores”, recuerda.El templo tiene 450 años de fundación. “La gente sí reclama: ‘cuándo se va a abrir’, nos preguntan. Pero Protección Civil lo cerró porque expondríamos a los fieles”.LA VOZ DEL EXPERTOJosé Alfredo Alcántar Gutiérrez (director del Instituto de Estudios sobre Centros Históricos del CUAAD)El templo de San Francisco de Asís es uno de los más emblemáticos porque su edificación va unida a la fundación de la ciudad en el Valle de Atemajac. De acuerdo con el experto, fue punta de lanza para la evangelización de la región, algo que ocurrió desde los primeros asentamientos en la zona de Tetlán, en 1530. Pero como el asentamiento definitivo de Guadalajara fue en la zona del Teatro Degollado, el templo de San Francisco de Asís fue reubicado a donde actualmente se localiza.Al principio, dice el académico, era un edificio de tres naves cuyos principales evangelizadores fueron Fray Antonio de Segovia y Fray Antonio Tello. “El conjunto abarcaba alrededor de dos manzanas, hasta la Calzada Independencia, hasta donde llegaba el convento, la antigua huerta y espacios para sembrar”.Sus características arquitectónicas corresponden al estilo barroco, con columnas, imágenes de santos franciscanos y una torre monumental. “Es el más importante de la región”.
