Jueves, 25 de Abril 2024

Niños pedigüeños de Chapala y sus nueve horas de trabajo

Los menores provienen de pueblos como San Pedro Itzicán y Mezcala; mientras sus madres venden nopales, ellos recorren el malecón cantando y tirándose al agua para conseguir dinero

Por: Yunuen Mora

Una mujer se detiene para dar una moneda a los niños en el andador de Chapala. EL INFORMADOR/F. Atilano

Una mujer se detiene para dar una moneda a los niños en el andador de Chapala. EL INFORMADOR/F. Atilano

—¡Ahí con lo que guste cooperar! —grita Lalito, de unos 10 años, flaco y de ojos grandes, antes de echarse un clavado al Lago de Chapala, mientras señala la playera que se quitó y que sirve para sostener las monedas.

—"Dime cantinero, tú que sabes de penas, ¿a los cuántos tragos me olvido de ella? Ella me cambió por unas monedas. Hoy quiere volver, mejor que no vuelva", cantan Martín, de siete años, y su hermana, dos años más grande que él, sentados a lado de las cuerdas, en el andador, mientras extienden la playera de Martín.

La estatua de Jesús Pescador, y los turistas que caminan en su andador, los miran. Hay show de ambos lados: cantan y se tiran al agua.

—"Qué chulos ojos, los que tiene esa linda joven que estoy mirando. Qué miradita, esa que me está matando", siguen los hermanos.

El clavadista sólo obtuvo dos pesos, mientras que los cantantes ajustaron los cinco.

No son los únicos niños que piden dinero a los paseantes del municipio y pueblos aledaños como Ajijic, San Antonio y Riberas del Pilar, pues según el ayuntamiento hay entre 25 y 30 en esta situación.

Todos de San Pedro Itzicán y Mezcala, del municipio de Poncitlán. Vienen desde hace un año. Todos en situación de pobreza extrema y vulnerabilidad.

—Llegamos en el camión como a las nueve de la mañana y nos vamos como a las seis de la tarde, pero a veces no sacamos mucho. Yo creo que unos 70 pesos, pero hoy nada y ya son las dos de la tarde, lamenta Lola abrazando su bolsa azul en la que guarda el dinero.

Asisten cada fin de semana y diario en vacaciones. Acompañan a sus mamás, quienes venden nopales en cualquier espacio donde se puedan instalar. Mientras ellos, dicen, piden dinero para juntar para sus útiles y uniformes.

Los niños pedigüeños de Chapala disfrutan del lago en la mañana, antes de pedir dinero, pero nunca cargan toalla para secarse. Dejan que el sol haga lo suyo, aunque al principio titiriteen de frío.

—"Cuántas veces te dije llorando, no juegues conmigo, ni me eches mentiras, porque vas a quedarte en la calle, tirada y perdida vendiendo tu vida".

El grupo canta con ellos a todo pulmón, pero no les dan nada y caminan a la estatua de Jesús Pescador. Prueban suerte de montón en montón con diferentes canciones de amor y desamor.

Por su parte, Lalito se queda en su lugar, pero cada que vuelve a subir a la piedra para aventarse un clavado, repite, señalando su playera:  "¡Ahí con lo que guste cooperar!".

A cambio de una cooperación, uno de los infantes se lanza al agua para que lo vean. EL INFORMADOR/F. Atilano

Municipio busca ayudar a las familias

De acuerdo con el Ayuntamiento de Chapala, con el fin de evitar que los niños sean explotados laboralmente, desde que tuvieron conocimiento de la situación han recorrido los lugares que frecuentan para platicar con ellos y sus mamás.

“Les hacemos de su conocimiento que los menores no pueden estar trabajando, que tienen que estar estudiando y vemos en qué les podemos ayudar”.

También buscan que se acerquen con el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) más cercano a su municipio para que revisen los programas y becas con las que cuentan para apoyarles.

El ayuntamiento apenas se dio cuenta hace cinco meses de los niños que piden dinero en los alrededores del andador de Chapala. 

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