Además del uso del cubrebocas, lavarse las manos, guardar una sana distancia y evitar aglomeraciones para hacer frente al coronavirus, especialistas han recalcado en repetidas ocasiones la importancia de tener un oxímetro en casa para monitorear el nivel de oxígeno en la sangre, que puede bajar a niveles graves en personas con COVID-19.Incluso el mismo gobernador reconoció la semana pasada que el uso de este aparato puede ser “la diferencia entre la vida y la muerte”, pues permite a las personas darse cuenta a tiempo de un signo de alerta para ser atendidas de inmediato en un hospital.Sin embargo, el Gobierno estatal no tienen ningún programa para acercar estos dispositivos a la población, pues además de que escasean en la metrópoli y aún más en el interior de Jalisco, su precio promedio es de 650 pesos, pero en las farmacias se venden hasta en mil pesos, haciéndolos poco accesibles.Por lo anterior, el infectólogo, Héctor Raúl Pérez, urgió a las autoridades a difundir la importancia del aparato y cómo se usa e implementar un proyecto para llevarlos a quienes necesiten uno y no puedan comprarlo.“Podría ser una buena estrategia asegurar un buen abasto, procurar costos accesibles a la población y para personas de bajos recursos hacer un mecanismo de préstamos, sobre todo, una buena campaña de información sobre el uso adecuado del oxímetro y los signos de alarma para acudir de forma inmediata a recibir atención médica”, dijo.Sólo la Universidad de Guadalajara (UdeG) adquirió dos mil para prestarlos a la población, pero no son suficientes. Los interesados en solicitar uno durante 15 días pueden hablar al teléfono 33 3540 30 01.El experto señaló que la baja oxigenación en la sangre, conocida como hipoxemia, puede darse sin que las personas presenten síntomas.“En el COVID-19 hay pacientes que pueden verse con pocos síntomas respiratorias y ya tener oximetrías muy bajas, eso pude ser muy peligroso y deben acudir a recibir atención en alguna clínica o en algún hospital de manera inmediata”.De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), una persona debe tener entre 96 y 100% de oxigenación en la sangre para que sea considerado un valor normal. Cualquier persona con un número por debajo de esto requiere una evaluación médica para definir si necesita hospitalización para darle oxígeno suplementario.“La Organización Mundial de la Salud ha señalado que tener un pulsioxímetro en casa es muy conveniente en presencia de la pandemia de COVID-19, pero también ha dicho que realizar una oximetría no sustituye una primera y adecuada atención medica integral, porque hay personas que se confían”.Recalcó que si una persona comienza con síntomas que podrían ser COVID-19 como fiebre, tos y dificultad para respirar debe hacerse la medición de oxígeno en la sangre y si obtiene niveles bajos no esperar la prueba y acudir de inmediato al hospital.“Un importante signo de alerta es que disminuya en tres puntos porcentuales el nivel de oximetría entre una toma y otra, aun cuando siga permaneciendo dentro de niveles aceptables”.“El COVID-19 inflama las vías aéreas y los alveolos pulmonares, que son esos sacos microscópicos que tenemos al final de cada una de las vías respiratorias donde se da el intercambio de oxígeno, lo que genera es un colapso, como aplastamiento”, explicó el médico especialista.“Al principio sí logramos estar sacando el bióxido de carbono aunque haya ocurrido ese colapso pulmonar, pero no estamos incorporando suficiente oxigeno nuevo a la sangre”.El Infectólogo compartió algunas recomendaciones para usar de manera adecuada el oxímetro:Otras recomendaciones:“Los pulsioxímetros, conocidos de grado no médico y que son los que se venden para la población general, son buenos, de gran utilidad y más en el contexto de la pandemia porque la oximetría es un indicador del nivel de gravedad que puede estar presentando un paciente con diagnóstico de COVID-19”. Héctor Raúl Pérez, especialista infectólogo.NR
