Sábado, 04 de Mayo 2024

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Desinformación y fake news, los grandes retos de los medios de comunicación

Durante la FIL 2023, Luciano Pascoe, Jorge Zepeda Patterson y Francisco Alanís, junto con Enrique Berruga Fioy dialogaron acerca de estos grandes retos

Por: Fausto Salcedo

La Inteligencia Artificial ha llegado a un terreno en el que apenas hace unas décadas se habría considerado propio de la ciencia ficción. EL INFORMADOR / A. NAVARRO

La Inteligencia Artificial ha llegado a un terreno en el que apenas hace unas décadas se habría considerado propio de la ciencia ficción. EL INFORMADOR / A. NAVARRO

La inmediatez del mundo contemporáneo y lo fugaz han modificado para siempre la manera en la que recibimos y buscamos información. 

Todo está al alcance de la mano, a un vistazo de nuestros dispositivos móviles, a una simple búsqueda de las redes sociales. La tecnología es un arma de doble filo, que le ha quitado a las personas el beneficio de la duda, y que las lleva a creer que toda información es verídica, real e incuestionable.

Durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2023, Luciano Pascoe, Jorge Zepeda Patterson y Francisco Alanís, con la moderación puntual de Enrique Berruga Fioy, dialogaron acerca de estos grandes retos, que han puesto en jaque a los medios de comunicación de nuestros tiempos, donde la necesidad de ser los primeros en tener una noticia, han llevado a errores críticos que deben conducir a un debate más amplio en torno a cómo se transmite la información, la veracidad de lo compartido, y los retos que presenta la inteligencia artificial.

La Inteligencia Artificial, otro gran reto de los medios de comunicación

La Inteligencia Artificial ha llegado a un terreno en el que apenas hace unas décadas se habría considerado propio de la ciencia ficción. La IA ya es capaz de pensar y razonar por sí misma, de componer poemas e himnos nacionales, crear imágenes y metrajes tanto, que hace algunos meses, por ejemplo, se viralizó una imagen del Papa Francisco, en la que se ve al sumo pontífice portando una chamarra costosa y contraria a las doctrinas de la iglesia, y que generó una ola de indignación. 

La Imagen en cuestión ni siquiera era real; había sido creada por IA. Diversos medios de comunicación internacionales compartieron la nota sin siquiera cuestionarla.

En un caso más reciente, incontables medios digitales afirmaron que el español José Luis Perales había fallecido. Apenas unos minutos más tarde, el cantante apareció “vivo y coleando” en sus redes sociales, para afirmar que lo único sin vida era la nota que con tanto ímpetu se había viralizado.

Los límites de la libertad de expresión y una perspectiva al pasado

"En la medida en la que no discernamos qué es real y qué es falso, vamos a tener un problema de entendimiento", indicó Enrique Berruga al inició del seminario. "Cuando la mentira se difunde con un poco de verdad, tiene más penetración en la conciencia", dijo. 

Berruga planteó los límites de la libertad de expresión, en la que también puede tomarse como derecho el proclamar una mentira, y así ocasionar desastres en la comunicación humana. 

Por mucho tiempo, plataformas como Facebook y Twitter ostentaron la bandera de la verdad absoluta, al grado en que culturalmente, cuando algo ocurría, el hecho de decir "lo vi en Twitter", bastaba para tomarlo como verdad irrefutable. "Las fake news no van a desaparecer. El reto es saber en qué creemos y en qué no creemos... falta ese debate", indicó Francisco Alanís.

El sociólogo Luciano Pascoe cree que la crisis contemporánea de las fake news, se debe a que la tendencia general de la información en nuestra época no conduce al cuestionamiento, sino a la reafirmación de las creencias y pensamientos personales.

"Las personas han decidido seguir medios de información que confirmen lo que creen, no que las cuestionen", explicó. No se puede frenar a quienes distribuyen noticias falsas, sino que la cuestión reside en tener una responsabilidad como consumidores de información.

Jorge Zepeda Patterson, por su parte, dio una perspectiva histórica en la que explicó que hace algunos años, eran los medios de comunicación los que monopolizaban y seleccionaban cuáles eran las noticias que irían a dar al público, y que por lo tanto, generaban la conversación. Esto respondía a "necesidades políticas, de mercado, que delimitaban y definían el contexto de lo que se podía hablar", aseguró Patterson.

Las cosas son distintas en nuestros tiempos: todos quienes cuentan con un celular, pueden acceder a la información y a la manera en la que se construye la realidad, y pueden propagar las noticias que gusten, sean verdad o mentira, cuando gusten y como gusten. Es una situación caótica, sí, pero el pasado no era idílico, sino que la información que se daba era porque así se decidía, indicó Patterson.

¿La democracia en riesgo?

Enrique Berruga cuestionó a los participantes que si la "democratización" de la información a la que ya puede acceder todo el mundo, tiene implicaciones sociales, políticas, y hasta democráticas. 

Zapeda Patterson opinó que, a su juicio, puede resultar terapéutico para las sociedades poder liberarse en redes sociales, y modificar las maneras en las que ejerce la democracia, pues crea personajes un tanto radicales surgidos de la inconformidad de los pueblos. 

Luciano Pascoe opinó que es responsabilidad del consumidor saber de dónde y cómo se informan; uno decide qué va a consumir, de lo que va a dudar, con qué no estará de acuerdo. "Es cuestión de libertad y de responsabilidad", afirmó.

Jorge Zepeda Patterson finalizó diciendo que, aquellos que se dedican a los medios de comunicación deben aportar al debate público, entregando nutrientes, y no sólo “comida chatarra”.

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MV

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