Viernes, 19 de Abril 2024

En Atotonilquillo, la mitad de una familia murió por insuficiencia renal; dos más están enfermos

Eran 10 integrantes de la familia, sin embargo, siete fallecieron al enfermarse del riñón

Por: Yunuen Mora

En los estudios de cada miembro, los metales resaltaban. Alejandro, familiar sobreviviente, echa culpa al agua contaminada. EL INFORMADOR / ARCHIVO

En los estudios de cada miembro, los metales resaltaban. Alejandro, familiar sobreviviente, echa culpa al agua contaminada. EL INFORMADOR / ARCHIVO

Una denuncia más en torno al Río Santiago. Esta vez en uno de sus brazos: el Canal de Atequiza.

Huele mal sobre todo en verano, por las descargas industriales y residuales que se vierten en el que un día fue fuente de alimento y que aún sigue siendo utilizado para regar la siembra de Atotonilquillo, Chapala.

Aunque no siempre fue así, pues hace al menos 30 años gente como la familia de Alejandro Trinidad aún sacaban pescado del lugar.

Ellos eran 10 personas, sin embargo, siete enfermaron del riñón. Pero no es todo. De ellos, la mitad ya murieron, la última, Alicia de 51 años, hace un mes. Mientras que su mamá y su hermana mayor siguen luchando contra la insuficiencia renal.

"Cuando comenzamos con la historia de enfermedades renales en mi familia era preocupante y nos asustamos, pero poco a poco, después de tantos años, a lo mejor te acostumbras a eso: a ver cajas de diálisis, a ver hemodiálisis porque básicamente todos tenían una historia y continúa con mi hermana y mi mamá", cuenta Alejandro.

En los estudios de cada miembro de la familia, los metales resaltaban. Alejandro echa culpa al agua contaminada que hace mucho se bebía y que hoy se sigue consumiendo a través de los alimentos.

Su casa se encuentra a un kilómetro del canal, sin pintura, solo cemento.

Está adornada por dentro con fotos antiguas de su familia, santos, la Virgen de Guadalupe y cajas que contienen bolsas de diálisis para el tratamiento diario de su mamá, que le administran en casa cuatro veces al día.

Siempre los han dializado en casa, pero al ser diferentes marcas para los diferentes enfermos, cuando uno de ellos moría las cajas sobrantes se regalaban a quienes las necesitaban en el pueblo que, aunque no tiene un censo, se sabe que hay por lo menos un enfermo renal en cada cuadra.

OB  

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