La tarde del 24 de mayo de 1993, el Cardenal Posadas Ocampo se dirigió al Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo, en Guadalajara, para recibir al Nuncio Apostólico Girolamo Prigione. El italiano, alto diplomático en la jerarquía católica, venía desde la Santa Sede para celebrar en la ciudad una fiesta litúrgica en honor a ciertos mártires canonizados meses atrás. Era una visita importante que la autoridad del Cardenal Posadas Ocampo lo obligaba a recibir en persona, y no en nombre de intermediarios. Posadas Ocampo, acompañado de su chofer Pedro Pérez Hernández, arribó al aeropuerto en un coche Grand Marquis alrededor de las 3 de la tarde. Ocuparon un lugar en el estacionamiento y se dispusieron a esperar la llegada del italiano. El destino les tenía otros planes. Ya había una emboscada anticipándose a la aparición de este coche en específico, y dos hombres armados hicieron aparición de súbito, los rodearon de lado a lado, y abrieron fuego. Juan Jesús Posadas Ocampo y Pedro Pérez Hernández fallecieron acribillados, junto con otras seis personas en el transcurso del tiroteo. La versión oficial indicó que el Cardenal Posadas Ocampo fue víctima de un fuego cruzado entre cárteles rivales del narcotráfico, debido a una confusión. Los dos sicarios responsables del magnicidio, Alvaro Osorio y Edgar Mariscal, pertenecientes al cártel de los Arellano Félix, expresaron en su interrogatorio que en realidad a quien esperaban asesinar aquel lunes de 1993 era al mismo "Chapo" Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, respondiendo a la orden expresa de abrir fuego en cuanto apareciese el Grand Marquis en las inmediaciones del aeropuerto. Tenían el dato de que su rival y buscado capo de la droga viajaba en un automóvil idéntico al del Cardenal Posadas Ocampo, lo que se prestó a la confusión. La jerarquía católica se ha opuesto por décadas a la versión oficial, y a lo largo de los años se han reanudado las investigaciones en torno al asesinato, con resultados infructíferos. Algunos medios indican que una "confusión" es improbable, considerando que al Cardenal le dispararon a poco menos de un metro de distancia, y que en realidad se trata de un crimen de Estado orquestado desde las más altas esferas del gobierno mexicano coludido con el crimen organizado. Esta versión se ha reforzado en la cultura popular, donde en películas y series se retrata así el homicidio. El Dr. Mario Rivas Souza, forense prestigiado y de renombre en la Universidad de Guadalajara, y que documentó más de 100 mil autopsias, fue uno de los muchos que contradijeron la versión histórica de los hechos, cuando, al ser entrevistado por reporteros en cuanto al "fuego cruzado", indicó que “los disparos no fueron directos… ¡fueron directísimos!”, y que al Cardenal Posadas Ocampo no se le realizó autopsia por una orden directa del Presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari. Fue uno de los cardenales más apreciados por los tapatíos, y su asesinato marcó un paradigma en aquellos primeros y turbulentos años de la década de los 90. Según la página oficial de la Iglesia Católica, en 1987 le fue asignada la Arquidiócesis de Guadalajara, y el 28 de junio de 1991 fue nombrado cardenal de la ciudad por el mismo papa Juan Pablo II, que lamentó su homicidio en un comunicado oficial.Fue el Cardenal Posadas Ocampo quien concibió la idea original del Santuario Mártires de Cristo, que tanta polémica ha ocasionado en el transcurso de las décadas, y cuya construcción, al día de hoy, sigue inconclusa. Junto con los años, se mantienen sin esclarecer las razones de su muerte, aquella tarde lejana de un día como hoy, hace 29 años. Con información de Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y página oficial de la Iglesia Católica FS
