De que hay muchas armas, cortas y largas, en su gran mayoría ilegales, con las que se cometen en espacios públicos y privados crímenes y múltiples fechorías en Jalisco, ni duda cabe.Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESSP) señalan que en 2020, siete de cada 10 de los 34 mil 515 homicidios dolosos ocurridos en México se cometieron con arma de fuego y, según el Inegi la misma tendencia se mantuvo el primer semestre del año pasado cuando de los 16 mil 972 asesinatos registrados 11 mil 785 fueron a balazos.Jalisco además está en el top 6 de los 11 estados de la República que concentran la mayoría de los homicidios con arma de fuego cometidos de enero a noviembre de 2021 con 2 mil 196 según datos del SESSP. Los asaltos en camión, en taxis y los robos de vehículo son cada vez más a punta de pistola.Desde luego que las autoridades federales, estatales y municipales están obligadas a hacer algo para combatir esta expresión de la criminalidad. De hecho se han tardado. Prueba de ello es que el mercado ilegal de armas se ha traducido en un crecimiento exponencial de crímenes cometidos por arma de fuego al pasar, en los últimos 25 años, del 15 al 70 por ciento en México. En los últimos 5 años creció 130 por ciento el número de muertos a tiros.Este dato deja claro también lo muy poco eficaces que han sido los retenes, las volantas, las columnas de seguridad que se han implementado en la Zona Metropolitana a lo largo de las últimas tres décadas en momentos críticos de inseguridad y que desde el viernes revivieron autoridades federales y locales bajo el pomposo nombre de “Módulos Seguros, por una Ciudad Tranquila”.Más allá del debate de lo legal o lo ilegal de esta medida y si es o no violatoria de los Derechos Humanos, lo preocupante es que siempre aparece como una medida improvisada para salir de los apuros del momento y no como parte de una estrategia integral contra la delincuencia. De hecho así lo consideró en 2018 el opositor Enrique Alfaro que hoy como gobernador avala la medida.Enfrentar así la titánica tarea de combatir la creciente portación ilegal de armas de fuego en Jalisco no es para nada alentador. Pese al retraso y la opacidad oficial en el registro de armas legales, según la Sedena había en nuestra entidad hasta junio de 2019 poco más de 4 mil armas (mil 963 registradas en el segundo trimestre del 2019, no hay datos más recientes). Si por cada arma con posesión legal se calcula que hay 500 en posesión ilegal o en el mercado negro circulan hay al menos dos millones.De ese tamaño es la tarea que ya se evaluará el grado de su cumplimiento pero que de entrada preocupa poco al hampa ya que por el grado de infiltración que tienen en gobiernos y corporaciones policiales esperan información oportuna y privilegiada para evadir los nuevos “Módulos”.