Por la mañana, en su discurso frente a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump dijo: “Never give up, never concede (Nunca darse por vencido, nunca ceder)”. Fue el grito de motivación para cerca de 10 mil seguidores que minutos después invadieron el recinto del Congreso donde se celebraba la validación de la elección del pasado mes de noviembre.Acontecimiento inédito, reprobable, lamentable y criticable.Inédito, porque nunca en la historia de este país se había llegado a estos extremos. De que se violara el Congreso y que un manifestante llegara y se sentara en la silla de la presidencia del Senado en medio de un protocolo oficial, obligando la evacuación del vicepresidente Mike Pence y de los legisladores.Reprobable, porque sin justificación se manifestaron para exigir corregir un proceso electoral que fue legal, donde las imputaciones sobre las irregularidades fueron rechazadas por autoridades electorales estatales, verificadas en algunas Entidades hasta en tres ocasiones y ratificadas por la Corte Suprema de la Nación.Lamentable, porque ya costó por lo menos la vida de una persona en la refriega dentro del Congreso.Criticable, porque no se habían tomado las medidas de seguridad, cuando se sabía de antemano del irresponsable mitin que había convocado Trump a la misma hora de la cesión de la validación de la elección y las consecuencias que podría provocar. Por la presencia del vicepresidente y del Congreso en pleno, se requiere que el Servicio Secreto hubiera tomado las providencias pertinentes, lo mismo que los alguaciles (marshalls) por tratarse de un recinto federal, además del apoyo de la Policía local. Simplemente fueron sorprendidos y superados. Basta con ver las escenas de los manifestantes escalando las paredes del Congreso, corriendo por los pasillos amedrentando a los guardias de seguridad que lanzaban gases lacrimógenos sin resultado y la horda causando destrozos a su paso.Lo que vimos ayer, fueron escenas surrealistas que deben dar vergüenza ante el mundo y sentirse humillados los ciudadanos que creen en la democracia, por la manera violenta como Donald Trump está terminando su presidencia. De un hombre que su ambición de poder no termina y que, cueste lo que cueste, deja un legado muy oscuro. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net
