Jueves, 28 de Marzo 2024

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Un Banco de Ropa usada

Por: Pablo Latapí

Un Banco de Ropa usada

Un Banco de Ropa usada

Tijuana y Cancún son dos grandes ciudades de la generosidad. Y tiene su lógica: ambas son ciudades de inmigrantes.

La gran mayoría de sus habitantes no nacieron ahí; llegaron buscando oportunidades de trabajo, y generalmente las encontraron.

Son ciudades generosas para recibir a quien llega de fuera. Seguramente porque así fueron recibidos quienes ya viven ahí. No existe aún el celo de una sociedad tradicionalista. Y por lo tanto reciben con los brazos abiertos tanto a las buenas voluntades, las que buscan un mejor proyecto de vida, pero también a los malandros, los que llegan buscando la forma de hacerse de dinero fácil y de establecerse como mafias en la región.

Y son ciudades también profundamente generosas en el altruismo.

No son pocas las personas que se avocan a tareas en beneficio de quienes tienen menos, y sin temor a equivocarnos podemos asegurar que ese altruismo se da mucho más en estas ciudades que en el resto del país.

Ya en estas páginas dimos cuenta de los casos del altruismo y la generosidad de los tijuanenses.

Ahora, en una reciente visita de trabajo a Cancún, tuve la oportunidad de conocer de estos casos de altruismo en el Caribe, y uno particularmente que llamó mi atención.

Por definirlo de alguna forma es un “Banco de Ropa”.

Es una mujer, que ya cuenta con varios y varias entusiastas colaboradores, que se dedican a recopilar ropa vieja, usada, la limpian, en su caso la reparan, la desinfectan, la clasifican, y la ponen a la venta por un precio simbólico para quienes la necesitan.

Pero lo formidable del caso es que con esta acción atacan varios problemas. Desde luego el dar acceso a ropa relativamente en buen estado a gente sin recursos. La idea de venderla (y no regalarla) incentiva que el nuevo propietario valore y cuide la ropa.

Pero también está el tema de la contaminación.

Nos explicaban los promotores de este Banco de Ropa que la ropa vieja es altamente contaminante. Y efectivamente, hemos podido constatar que la mayor cantidad de basura que taponea canales y flujos de agua en nuestro país son trapos viejos, ropa, que fue a parar ahí a manera de desecho.

Si toda esa ropa se reciclara a nivel nacional, como lo hacen en Cancún a una escala mínima, ayudarían a librar uno de los mayores problemas de contaminación de canales y ríos, que por cierto impide el flujo del agua y permanece ahí durante años porque se degrada muy poco a poco.

Me pareció sensacional.

Porque además es una idea replicable en todo el país, con resultados muy positivos, y relativamente fácil de echar a andar.

Ahí se lo dejo.
 

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