Por Patricio Fernández CortinaDomingo 6 de mayo de 2018, corrida de toros en la Plaza El Centenario en Tlaquepaque, con una entrada de media plaza. Seis jóvenes toreros buscaron demostrar la tarde de ayer sus aptitudes para destacar en el competido mundo de las figuras del toreo. La prueba resultó difícil, pues los seis primeros toros de la ganadería michoacana Real de Valladolid tuvieron juego y presentación desigual, mostrando peligro en todo momento. Por el contrario, el toro de regalo, de la ganadería de Pablo Moreno, sí permitió que se le hiciera la faena.Pepe López, oriundo de Michoacán, fue el primero en salir al ruedo, con el toro “Moreliano” de 448 kilos. Un toro chico, flaco, de feas hechuras. Débil de manos, carecía de recorrido y no embestía. Bien dice el matador en retiro Emilio Muñoz, que los toros de patas altas no embestirán jamás. El toro era peligroso, pues a la mitad del pase buscaba al torero, que a base de esfuerzo logró una buena tanda de derechazos. Al tirarse a matar, la espada tocó hueso, pero el torero mantuvo la mano firme y la hundió. Una oreja por petición del público.Alfonso Hernández “El Pali”, de Guadalajara, hijo de Alfonso Hernández “El Algabeño”, lidió al toro “Siglo XXI”, de 475 kilos que, si bien estuvo mejor presentado y fue bien al caballo, se rajó y prácticamente se quedó parado. Imposible torear así, por más que se intente. Falló con la estocada y tuvo que descabellar luego de un aviso. Silencio.Ernesto Javier Tapia “El Calita”, de Naucalpan, Estado de México, mostró su torería ante el toro “Consentido”, de 543 kilos, que salió de los corrales con el pitón derecho escobillado. Inválido de manos y echado en la arena, el toro no iba al engaño, y ante la debilidad de manos era difícil lograr una tanda. Pero el hombre tiene pasta de torero, luchó y logró pegar un natural que valió toda la faena. Mató con gran estocada y recibió una oreja.Diego Sánchez, de Aguascalientes, hijo del matador de toros Luis Fernando Sánchez, tuvo dificultad con el toro “Limonero”, de 450 kilos, parecido al primero de la tarde, por chico y las patas muy largas. Logró cuajar muy buenos derechazos con temple. Estocada caída, y recibió una oreja por petición del público.Antonio Lomelín, de la Ciudad de México, hijo del torero Antonio Lomelín, no pudo hacerle nada al toro “Amigo”, de 530 kilos. Un toro sin juego, al igual que los demás. No tenía recorrido y buscaba al torero que, temeroso, optó por caminar por el ruedo sin quedarse quieto. En el primer intento de matar, la espada tocó la banderilla y se fue de largo. Tuvo que descabellar, y hubo silencio.Antonio Mendoza, de la Ciudad de México, sufrió con el toro “Republicano”, de 486 kg., porque era muy peligroso. Decidió matarlo y regalar uno, que fue el toro de nombre “Caspa Gris”, de 470 kilos, de la ganadería de Pablo Moreno, un toro bravo, que fue con fuerza al caballo. Cuando iba a brindarlo al público, el toro se arrancó y entonces el matador lo toreó con la montera en la mano, con mucha elegancia. Aunque el toro se despitorró en un encuentro con el burladero, vimos pases con temple, a los que el toro iba con nobleza. Los derechazos y naturales recibieron con emoción los olés del público, y luego de pinchar mató con buena estocada. El toro recibió el arrastre lento.
