Cada gobierno promete hacer todo lo posible en seguridad. Se gastan muchos recursos en equipamiento, armas, cámaras y sin embargo los resultados no llegan. Y no llegan ni llegarán mientras que los gobiernos, éste, el anterior y el que venga sigan pensando que la seguridad pública es un asunto de voluntad política, pero que es producto de la ineptitud de los de atrás, pero sobre todo que se puede resolver en un plazo corto.Lo primero que hay que entender es que, si bien es cierto que hemos aumentado mucho el gasto en seguridad, este ha sido a todas luces insuficiente y se ha invertido principalmente en equipamiento. No vamos a pensar mal ni a decir que los gobiernos, todos, prefieren gastar en equipamiento y patrullas porque en las compras hay mochada (pero ya dije que no vamos a pensar mal y sólo por hoy nos vamos a aguantar), pero lo cierto es que el gasto no es suficiente y ni se ha ejercido en lo realmente importante, que es la construcción de capital humano, es decir contratar, capacitar y atender a la cadena de procuración de justicia, nuestros policías, ministerios públicos y jueces.Los países que tienen mejor seguridad pública gastan en promedio tres por ciento de su Producto Interno Bruto en ello y, los que quieren acelerar el proceso, como es el caso de Colombia, gastan hasta el cinco por ciento. En México con dificultad pasamos del uno por ciento y ya sentimos que estamos gastando demasiado, criticamos a los gobiernos de Calderón y Peña Nieto por el gasto excesivo en seguridad. Y sí, sí es mucho dinero gastado si no hay resultados y si el dinero se dilapida en sistemas que no funcionan, en equipamiento que los policías no saben usar, en tecnología que rápidamente se hace obsoleta y no es compatible con el resto de los sistemas y, sobre todo, que no tiene seguimiento de una administración a otra.El problema de seguridad no lo va a resolver ningún político, ni ninguna administración. Es un problema de Estado que nos implica a todos.Toca a los gobernantes convocar a los poderes y a la sociedad para alinear políticas y presupuestos, para generar en el mediano plazo policías capacitadas y confiables, instituciones de inteligencia e investigación fuertes y un Poder Judicial independiente. El crimen se va a reducir clara y consistentemente cuando el Estado deje de contar muertos para dedicarse a que ningún crimen quede impune, por muchos que sean en este momento.(diego.petersen@informador.com.mx)