Finalmente, Movimiento Ciudadano tuvo menos diputados de los esperados. Serán solo 14, los mismos que tienen en la actual legislatura y no los 17 previstos hace una semana. Los votos del Grupo Universidad, su aliado en esta aventura, no le alcanzan para lograr la mayoría simple por lo que tendrá que recurrir a otro partido para gobernar y a mucho trabajo político para lograr eso que ellos han dado en llamar la refundación de Jalisco.El PAN y Morena, con ocho diputados cada uno, serán la nueva oposición. Ambos tienen la ilusión de crecer en la intermedia de 2021 y hacerlo sobre los errores que cometa el Gobierno de Alfaro, por lo que los incentivos para la colaboración serán mínimos, si no es que nulos. De cualquier forma, una reforma constitucional requiere el voto de una de estas dos grandes minorías y los del PRI. Para la mayoría simple a cualquiera de los tres.Tener al PRI como aliado en el Congreso tiene un alto costo político. Implica, entre otras cosas, renunciar a la salida fácil de echarle la culpa de todo al de atrás. Pero eso es lo de menos. Toda la lógica de la coalición en Jalisco, en distritos y municipios, fue derrotar al PRI. Refundar el Estado teniendo como aliado al partido al que en el discurso emecista es el responsable del deterioro de las instituciones lo hace poco creíble, además de que el costo de negociación puede ser muy alto.¿Es posible hacerlo con Acción Nacional, el partido con el que finalmente se hizo una alianza parcial? Tiene más lógica, aunque, como decíamos arriba, el incetivo para el PAN será convertirse en un factor de oposición visible que les permita recuperar más posiciones dentro de tres años. Programáticamente Acción Nacional está sin duda más cerca de algunas de las posiciones de MC, sobre todo en lo referente a la reconstrucción institucional, pero cada voto se lo van a cobrar muy caro a los naranjas.Llegó el momento de la política, de la buena política y los buenos oficios de quienes saben construir acuerdos, de guardar en un cajón la soberbia y la idea de que los alfaristas se bastan a sí mismos; el grupo que repela todo el día de los partidos tradicionales los necesita hoy para gobernar.Pero no solo eso: para rehacer la relación con Andrés Manuel López Obrador y construir los puentes con la Federación, Alfaro va a tener que echar mano de actores políticos del Estado, amigos y enemigos, los que están con él, los que ya no están e incluso los que nunca han estado. Antes que pensar en refundar al Estado hay que reunificarlo.(diego.petersen@informador.com.mx)
