La población mexicana creyó que luego de la sangrienta guerra contra el narco de Calderón, iba a tener un poco de reposo. Se equivocó. Los últimos datos que el INEGI y organizaciones por la seguridad en México han presentado revelan lo contrario: la inseguridad, asesinatos, secuestros, extorciones, robos patrimoniales, están al alza; en cambio, hay un desdibujamiento, mezcla de irresponsabilidad e ineficiencia, del Estado para defender a la población y mantener su compromiso Constitucional fundamental.Porque es un hecho, 2017 es el peor año en seguridad en la historia reciente de México, de acuerdo con la asociación civil Semáforo Delictivo. Su director, Santiago Roel, muy preocupado, señaló: “La violencia de alto impacto, relacionada al crimen organizado, se ha generalizado en todo el país”, con lo que se tiene, según Roel una “violencia generalizada”.Desde el Observatorio Nacional Ciudadano, se habla de que la extorción tuvo una alza del 30%, el secuestro subió 20%, el robo de autos con violencia tuvo una alza del 32%, el robo a negocios subió 47%, y el robo a casas habitación se incrementó como nunca antes. Pero las cifras siguen, porque en este sexenio se han asesinado a 22 presidentes municipales, sin que los culpables sean ubicados, menos sentenciados. Y de Enero a septiembre de este año ha habido 20% más de homicidios dolosos que en 2016 y todavía no termina el año.Además, está la violencia contra las mujeres. En México, cuatro mujeres son asesinadas cada día. El feminicidio sigue subiendo, sin que las autoridades respondan a su obligación de frenarlo. Como ejemplo, la negativa del gobierno de Puebla para aceptar la Alerta de Género, solicitada hace semanas, dado que a la fecha son ya 83 asesinatos de mujeres. Y ante esta negativa, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) le expidió una fuerte recomendación, sin embargo, el gobernador dice que ‘antes’ de la Alerta harán ‘otras’ estrategias, y que, además, esa Alerta “podría tardar 6 meses”. Mientras que las autoridades dejan al ‘gato’ retozar, las mujeres están en peligro inminente.De acuerdo con organizaciones civiles y con expertos, la actual inseguridad, en todas sus formas, es reflejo del desorden que permea en las instituciones de procuración de justicia, a lo que se suman otras causas, como: la debilidad institucional para controlar y combatir el delito; la corrupción de autoridades; entrega de territorios a grupos de la delincuencia organizada, pobre capacitación, equipamiento, salarios, prestaciones y motivación a las policías y ministerios públicos.Pero, de acuerdo con Roel, el aspecto que más incide es que “no se toca el recurso delincuente; y un delincuente con dinero sigue teniendo recursos para seguir delinquiendo.” En este sentido, el sistema penitenciario se vuelve un cómplice involuntario, pues desde dentro de los penales se continua lastimando a la población. Por si fuera poco, hay una pobre capacidad del Estado, voluntaria o no, frente al lavado de dinero.Los esfuerzos del Ejército tienen resultados, pero al concluir su estancia, la inseguridad regresa, porque la estrategia del actual gobierno federal es corta y mala, pues elige una única vía: el Ejército. En lugar de hacer un trabajo exitoso similar al realizado en Chihuahua, que por cierto ya no se ha continuado, y atacar la problemática de inseguridad de manera interdisciplinaria.Y si a lo anterior se agrega la impunidad existente en todas las áreas, especialmente las dedicadas a la seguridad ciudadana, se tiene un triste panorama que bien podría ser la definición de este sexenio.
