El movimiento estudiantil de 1968 es parte de la Historia del país, con H mayúscula. Hoy, a través de la política electoral muchos de sus militantes y de los hijos de aquellos jóvenes, que desafiaron al régimen en las calles, forman parte de la administración pública o del poder legislativo.Una de las razones por las que el movimiento permanece en la memoria se debe a la existencia de un conjunto de imágenes que recorre los momentos más significativos del periodo que corre de julio a octubre: imágenes creadas para dar a conocer las razones del movimiento, la propaganda que actualmente es un referente del diseño gráfico; pero sobre todo porque en esos días un grupo de estudiantes del CUEC, su primera generación, filma el documental, que se conocerá como “El grito” (Leobardo López Arretche), recientemente digitalizada por la Filmoteca de la UNAM y que forma parte del ADN de los cineclubes universitarios.José Manuel Cravioto -cuyos “Los últimos héroes de la Península”, sobre la camada de boxeadores yucatecos de los 70 y “Seguir siendo: Café Tacvba” tuvieron un gran impacto en la entonces Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara- recrea en “Olimpia” las vivencias del 68, de un grupo de estudiantes de la UNAM. Filmada desde las entrañas de la Ciudad Universitaria y utilizando parte del pietaje original de “El grito”, el cineasta decide que su película sea una exploración de las posibilidades estéticas del cine, al utilizar la rotoscopia (un proceso donde lo filmado pasa a tener la textura de la animación).“Rojo amanecer” (Jorge Fons, 1988) es uno de los esfuerzos que alientan a la libertad de expresión; “Olimpia” se define por su búsqueda, es una crónica íntima de aquellos jóvenes brigadistas. Exhibe en la Cineteca FICG... esperemos que pronto se filme la historia de los jóvenes politécnicos, cuyas batallas en la Voca 7 y en Santo Tomás permanecen en la oscuridad.
