Las encuestas electorales revelan dos planos de la realidad. Cuando se ven solo los datos de un cierto momento ofrecen ‘la fotografía’ de las intenciones de voto en ese instante.El problema con esa forma de ver las cosas es que la realidad es fluida y el hecho de que tengamos la imagen de un solo instante nos dice poco respecto a la dirección en la que marchan las cosas.Cuando no sólo se tiene una instantánea sino una secuencia de ellas, entonces podemos apreciar las tendencias.Al observar hoy las tendencias del voto en el país y específicamente, las del voto por Morena, encontramos hechos muy interesantes.De acuerdo a la agregadora de encuestas, Oraculus, en este momento la intención de voto por Morena está entre el 39 y el 45 por ciento.Ese porcentaje parece perfilar que aún sin llegar a la mayoría calificada, Morena tiene la oportunidad de mantener la mayoría absoluta, es decir, más del 50 por ciento, si suma su respaldo al de los partidos aliados, pues el PT tiene el 4 por ciento y el Verde el 6 por ciento.Sin embargo, cuando se ve ‘la película’ y no solo la fotografía, se aprecia que Morena ha tenido una pérdida consistente de votos desde el mes de marzo.Si esa tendencia se mantuviera hasta el día de las elecciones, entonces el escenario que se perfila como el más probable, es la pérdida de la mayoría absoluta, a pesar de que Morena se mantenga como la principal fuerza política del país.Que Morena encabece ‘la tabla de posiciones’ ya no es suficiente para el gobierno de López Obrador.Para consolidar los cambios que él considera que van a constituir los cimientos de la Cuarta Transformación pretende realizar diversas modificaciones constitucionales, y para ello, un punto de partida es tener ventaja en la Cámara de Diputados, si se puede con mayoría constitucional y si no, por lo menos con mayoría absoluta.Pero, el juego aún no termina, todavía restan algunos días de las campañas electorales y la experiencia mundial señala que la inclinación de los votantes puede cambiar incluso a última hora si las condiciones también se modifican.No sabemos qué cartas ocultas tenga aún el gobierno federal para ponerlas sobre la mesa en los últimos días de campaña, cuando ya quede poco tiempo para dar respuestas. Pero seguramente habrá.En el estado de Jalisco, seguramente usted recuerda cuando en 2006, a pocos días de las elecciones, la entonces PGR filtró la información respecto a presuntos vínculos con el narco del candidato del PRI al gobierno estatal, Arturo Zamora, que nunca se probaron, pero que probablemente influyeron entonces en el apretado triunfo de Emilio González.No sería extraño que hoy el gobierno tenga algún obús preparado que tenga la capacidad de cambiar las tendencias en las preferencias de los electores.Debe recordarse -y AMLO lo sabe- la sabia frase del beisbolista Yogui Berra: “esto se acaba hasta que se acaba”.
