Jueves, 25 de Abril 2024

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Libertad y tecnología

Por: Luis Ernesto Salomón

Libertad y tecnología

Libertad y tecnología

Ante la irrupción de la intensa conectividad, cabe preguntarse si la tecnología destruye la democracia o simplemente la altera.

Se vale preguntar si la tecnología favorece las autocracias fortaleciendo los poderes de los estados o permite el ejercicio de la libertad de expresión, o ambas cosas. Las experiencias electorales recientes muestran la intromisión de intereses de gobiernos y empresas en la formación de corrientes de opinión dirigidas a manipular los resultados de las elecciones.

Y por otra parte está el camino que ha tomado el Gobierno de China que ha decidido fortalecer el control de los medios tecnológicos sobre la población. El uso del big data y la inteligencia artificial para fines políticos es una realidad palpable en las democracias occidentales y en las naciones más autocráticas.

Los hechos superan la creatividad de Orwell y de Aldous Huxley, porque ahora tenemos la amenaza de un verdadero ministerio de la verdad materializado en empresas o autoridades capaces de generar una percepción de realidad más allá de los hechos. Dicho de otra manera las noticias falsas en Estados Unidos y la creación de imágenes consolidadas de grandeza en China, tienen en común el uso intenso de la tecnología disponible para fines políticos.

La difusión de los resultados del XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) se centró en la consolidación del poder del presidente Xi Jinping. Muchos consideran que allá se está creando una autocracia tecnológica, que permite controlar el descontento mediante el conocimiento detallado por el gobierno respecto de las necesidades, los sentimientos y las aspiraciones de los chinos comunes. En otras palabras, ahora usan Big Data, en lugar de fuerza para garantizar la estabilidad, a costa de la libertad personal.

Mientras que en Estados Unidos la irrupción tecnológica en la política se ha dado en la plataforma del mercado, en lugar del Estado.

Lo que crea una percepción de ejercicio libre, que ahora sabemos ha sido manipulado de tal forma que más de 126 millones de personas vieron directamente en sus dispositivos noticias falsas que influyeron en su decisión electoral. En un caso, como en el otro, las empresas y los gobiernos usan el Big Data y la Inteligencia Artificial para obtener resultados políticos, y en ambos, a costa de la libertad. Y vale la pena señalar que tanto en una nación como en la otra no hay elementos legales que permitan contener estás irrupciones, sino que en sentido estricto parecen ser legales. Ni en China, ni en Estados Unidos parece haber ley que prohiba o castigue la difusión de mensajes con una clara intención de manipular.

En un caso la autocracia y en el otro el mercado, parecen ser los únicos elementos que pudieran establecer los límites. Las causas iniciadas por el Fiscal Muller en contra de colaboradores de Trump, son intentos marginales que usan normas que van por detrás del avance técnico. La verdadera preocupación es la capacidad de las empresas tecnológicas para controlar la información que reciben de las personas en todo momento.

Con los algoritmos secretos del Big Tech, son capaces de determinar como percibimos el mundo y se hace más difícil para cada uno tomar decisiones conscientes en el ejercicio de la libertad responsable. Compañías en Estados Unidos y gobierno en China luchan ahora por tener la atención de las personas en los dispositivos para ofrecer una realidad alternativa que condicione la conducta política.

El bien más valioso para ellos ahora es el tiempo que pasamos frente a las pantallas, porque ademas de dinero genera poder. Quien tiene la atención gobierna, y eso es lo que hace fuerte tanto a Xi como a Trump. Quizá uno de los desafíos más importantes de este tiempo es poner límites a empresas y gobiernos en sus afanes de control sobre la atención, y de influir en las conciencias limitando las libertades, por la vía más peligrosa: manipular la percepción de la realidad.

Quizá el arma más valiosa ahora para luchar contra esta amenazas en darnos cuenta de ella y mantener una visión alerta y crítica. La neolengua de Orwell ha llegado a las pantallas y pareciera que no estamos todo lo alerta que debiéramos.

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