Lo más importante es usar nuestros recursos correctamente, independientemente de lo mucho o poco que tengas.Aunque no es fácil definir qué es lo correcto, pensamos que es darle su justo valor a cada objeto para usarlo exactamente para lo que fue creado. Así, por ejemplo, los zapatos de futbol no son para ir a una fiesta, ni para jugar basquetbol. De tal manera que las cosas se pueden dividir en su valor intrínseco, que es para lo que fue hecho, y el extrínseco, que es el que tú quieras darle como te venga en gana; así, tu chamarra la puedes usar de tapete o para trapear si gustas, pero no fue hecha para eso, sino para cubrirte.El despilfarro comienza por no darle su justo uso a las cosas y desperdiciar sus beneficios. Como es el caso de bañarse durante media hora en vez de hacerlo en cinco minutos. Se desperdicia el preciado líquido, y eso es un despilfarro de agua.No porque tengas algo en abundancia, o puedas gastar lo que sea en ello, no te importe excederte en su uso hasta llegar al abuso.La mentalidad que posee el despilfarrador le impide ver que lo que tiene y usa en exceso, otros carecen de ello. Mientras unos gastan miles en una elegante cena, y que desde luego tienen el derecho y la libertad de hacerlo, otros no tienen nada que comer.Al despilfarrar se pierde la noción comparativa de las cosas, hay quien tiene 50 pares de zapatos y otros sólo tienen uno y muy gastados.El egocentrismo, el individualismo y la vanidad, juegan un papel significativo en definir las conductas de desperdicio que muchas personas practicamos, sin ni siquiera darnos cuenta de que estamos perdiendo el equilibrio en el uso justo y adecuado de nuestros recursos.No es cuestión de ser rico o pobre, es conciencia de aprovechar lo que se tiene y no desperdiciarlo.Aquí unas sugerencias para tomar mayor conciencia y educar a nuestros hijos en ella.