Jueves, 25 de Abril 2024

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La psicología del despilfarro

Por: Guillermo Dellamary

La psicología del despilfarro

La psicología del despilfarro

Lo más importante es usar nuestros recursos correctamente, independientemente de lo mucho o poco que tengas.

Aunque no es fácil definir qué es lo correcto, pensamos que es darle su justo valor a cada objeto para usarlo exactamente para lo que fue creado. Así, por ejemplo, los zapatos de futbol no son para ir a una fiesta, ni para jugar basquetbol. De tal manera que las cosas se pueden dividir en su valor intrínseco, que es para lo que fue hecho, y el extrínseco, que es el que tú quieras darle como te venga en gana; así, tu chamarra la puedes usar de tapete o para trapear si gustas, pero no fue hecha para eso, sino para cubrirte.

El despilfarro comienza por no darle su justo uso a las cosas y desperdiciar sus beneficios. Como es el caso de bañarse durante media hora en vez de hacerlo en cinco minutos. Se desperdicia el preciado líquido, y eso es un despilfarro de agua.

No porque tengas algo en abundancia, o puedas gastar lo que sea en ello, no te importe excederte en su uso hasta llegar al abuso.

La mentalidad que posee el despilfarrador le impide ver que lo que tiene y usa en exceso, otros carecen de ello. Mientras unos gastan miles en una elegante cena, y que desde luego tienen el derecho y la libertad de hacerlo, otros no tienen nada que comer.

Al despilfarrar se pierde la noción comparativa de las cosas, hay quien tiene 50 pares de zapatos y otros sólo tienen uno y muy gastados.

El egocentrismo, el individualismo y la vanidad, juegan un papel significativo en definir las conductas de desperdicio que muchas personas practicamos, sin ni siquiera darnos cuenta de que estamos perdiendo el equilibrio en el uso justo y adecuado de nuestros recursos.

No es cuestión de ser rico o pobre, es conciencia de aprovechar lo que se tiene y no desperdiciarlo.

Aquí unas sugerencias para tomar mayor conciencia y educar a nuestros hijos en ella.

  • Ser agradecidos por lo que poseemos y, principalmente, reconocer el esfuerzo que se hizo para adquirirlo.
  • Se aprecian más las cosas en la medida en que valoramos el esfuerzo para conseguirlas. Lo que fácil se obtiene, es fácil desperdiciarlo.
  • Hay que darle el uso justo a cada cosa y no abusar de los recursos que tenemos, a pesar de que tengamos el dinero para hacerlo.
  • Lo que a ti ya no te sirve, de seguro habrá alguien que lo necesite.
  • La sabiduría está en vivir bien sólo con lo que necesitas, lo demás es vanidad.
  • La austeridad y la moderación son una medicina contra el despilfarro, hay que tomarla seguido.
  • Los excesos de unos ofenden a los que carecen de ello, aunque no te des cuenta.
  • Peor es el despilfarro si lo haces con dinero prestado, que luego no tienes ni para pagarlo.
  • El que toma conciencia de que las cosas tienen su justo medio, ya ha comenzado a frenar su tendencia al despilfarro y el abuso. 

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