Resulta muy claro el hecho de que el transporte -la movilidad en general- es una de las funciones básicas que hacen posible la vida y el desarrollo de las ciudades. Una muy sustancial parte de la energía de todo el organismo citadino es invertido en este renglón, básico para la vida de millones de habitantes.La inercia histórica, y también un cúmulo de malas prácticas, han arrojado saldos negativos para una sana movilidad en muchas ciudades, entre ellas la Zona Metropolitana de Guadalajara. El sistema público de movilidad, pese a tantos esfuerzos desplegados por las autoridades, arroja al día de hoy severas carencias.Entre estas carencias destaca la definitiva formulación y puesta en servicio de una red adecuada que minimice lo más posible los traslados y la pérdida de horas-hombre. Ciertamente, la puesta en servicio de la línea 3 del Tren Ligero será un significativo avance. Es de esperarse que con la operación de esta línea se logren ordenar a una multitud de líneas de autobuses que deberán funcionar de acuerdo al esquema general.Y aun así, el déficit continuará, hasta que las autoridades logren definir, y después poner en servicio un sistema general de movilidad pertinente para la complejidad y el tamaño de la urbe.El estado actual de los asuntos públicos, con la pandemia que a todos amenaza, ha llevado al sistema de movilidad a experimentar límites inéditos. Esto es, en lo que se refiere a las dos líneas existentes de Tren Ligero y a la mayor parte de las líneas de autobuses. No es solamente su capacidad de proporcionar viajes sino el mismo funcionamiento de ellas, lo que anticipa esfuerzos adicionales para encarar un futuro lleno de interrogantes.La distancia social a bordo de las unidades de transporte es algo urgente, y a lo que se ha visto, muy complicado de implementar propiamente. Sin embargo, de cara a un futuro incierto, es indispensable avanzar en este aspecto.Queda, para un porcentaje de los viajes, la revisión efectiva de los modos para su realización. Se ha visto por estos días un incremento notable del uso de la bicicleta pública en las calles metropolitanas. Las ventajas de este recurso son indudables. Ofrecen un mucho menor riesgo para los contagios y una efectividad para cubrir distancias cortas y medias en tiempos muy razonables.La terminación y puesta en servicio de la ciclovía de Avenida Guadalupe es sin duda un paso en la dirección correcta. Siempre habrá intereses que conciliar, consensos que buscar, pero al final será indudable que, de cara a una nueva normalidad, dicha ciclovía, funcionando en red con las demás, será un recurso para lograr una ciudad más sana, más resiliente y resistente a los contagios.jpalomar@informador.com.mx
