Después de la crisis económica del 2009, tuvieron que pasar diez años -hasta 2019- para superarla y regresar a los niveles anteriores. Hoy, atravesamos por una crisis mucho más severa a consecuencia de la pandemia y la recuperación será más dilatada. Y si a eso sumamos los problemas de tipo político-social que provocan incertidumbre y desconfianza, el panorama no luce nada halagador.La conjunción de factores económicos, políticos y sociales causan una inestabilidad que pega a todos, pero más a quienes menos tienen.Los ciudadanos de clase media, los que menos tienen y los pobres, quienes no cuentan con un seguro de desempleo, son obligados por las circunstancias a poner en riesgo su porvenir al deshacerse de los pocos ahorros o bien de los activos que pudieran tener.La pobreza laboral creció casi el 41 por ciento y por lo menos medio país no tiene el suficiente ingreso para cubrir los costos de la canasta básica.Pero este no es un problema propio de México. La crisis sanitaria ha dejado huella en todo el mundo. Un estudio del Centro de Investigaciones del Instituto Pew indica que el año pasado 54 millones de personas dejaron de pertenecer a la clase media y 131 millones pasaron a ser parte de la estadística como pobres, para ser nicho del 61 por ciento de la población que se encuentra en esa condición.Los datos duros nos hablan que el año pasado 62 millones de personas en el mundo dejaron de estar entre las que ganaban 50 dolares o mas diarios y se incrementó en 21 millones de personas que apenas sobreviven con un ingreso entre los dos y diez dólares diarios.Aquí en México, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en el último año se agregaron casi diez millones de personas al renglón de la línea de pobreza, para totalizar casi 71 millones de pobres, que significan casi el 57 por ciento de la población.Los niveles de pobreza en México no han sido provocados exclusivamente como consecuencia de la pandemia. Es un problema permanente que viene ligado con nuestra historia. Es obvio que la pandemia colaboró a dimensionarla, pero esta puede combatirse con una vacuna y medidas de precaución. Pero la pobreza no se acaba con una campaña de vacunación, se necesita de la inteligencia y disposición gubernamental, de la implementación de programas de verdadero apoyo para el desarrollo y de la honradez de los funcionarios que los implementan.¿Usted, qué opina?.daniel.rodriguez@dbhub.net
